Traidores necesarios (Contiene spoilers)

Reiner y Bertolt en un fotograma del anime Singeki No Kyojin.

Siempre he tenido debilidad por Reiner Braun. Está entre mis personajes favoritos del manga Shingeki no Kyojin y este sentimiento se ha hecho más fuerte mirando el anime. Además, la amistad entre él y Bertolt es una de las más fuertes, aunque la alineación de ambos haya estado enfocada en derrotar a los protagonistas. 

En las historias de largo aliento, el manga suele contextualizar muy bien a los personajes principales y explicar las causas que motivaron sus decisiones. Por lo tanto, resulta muy complicado, al menos para mí, descalificar a Reiner y Bertolt. Es cuando menciono y maldigo la genialidad de Isayama, pues ya podría dejarnos odiar en paz, tan tranquilos, sin obligarnos luego a mirar dentro de nuestros propios prejuicios y avergonzarnos por atrevernos a juzgar.

En una preciosa y angustiante conversación, el general del Ejército de Marley, Theo Magath, dice a Willy Tybur: “No hay duda de que ustedes (los eldianos) descienden de demonios. Pero tampoco hay duda de que nosotros (los marleyenses) somos demonios también”. 

Magath se refiere, por supuesto, a todo el sistema de opresión y segregación étnica al que Marley lleva sometiendo por siglos a los descendientes de Ymir (como se hacen llamar los eldianos rebeldes). Esto incluye las peores degradaciones humanas imaginables, entre ellas: conseguir la adhesión de niñas y niños de Eldia a las fuerzas armadas de Marley, con la promesa de dejar de denigrarlos y dar una mejor posición a sus familias. 

Cumpliendo una misión para Marley, los jóvenes Bertolt, Reiner y dos compañeros más (una adolescente muy hábil y fuerte, entre ellos) consiguieron infiltrarse entre las murallas de la isla Paradis y convertirse en soldados ejemplares. Sin embargo, en cuanto este engaño quedó al descubierto, asumieron la responsabilidad.

Estaban avergonzados por haber mentido y generado vínculos afectivos con aquellos a quienes debían destruir, y en verdad les apenó saber que entre los jóvenes impetuosos que conocieron durante los entrenamientos, había desplazados del distrito de Shingashina, quienes perdieron seres queridos en las fauces de los titanes.

Reiner y Bertolt eran guerreros que, por supervivencia, servían a la nación enemiga de su propio pueblo, para escapar de la marginación.

Desde que nacieron, se les enseñó que los habitantes de Paradis eran demonios a los que debían eliminar para salvaguardar a la humanidad. 

Ambos, en diferentes momentos de la historia, pidieron perdón por mentir y causar más dolor del que habrían deseado. Pero no se arrepintieron de cumplir con sus deberes de soldados, pues eso es lo que eran: soldados. 

El abominable daño estaba hecho. 

Sin embargo, una vez caídas las caretas, no cuestionaron a quienes empezaron a despreciarlos. Así es la guerra: no puedes esperar amor de tus enemigos, mucho menos si has sido el primero en atacar.

--

Cuando escribí esto, hace algunas semanas, me encontraba desolada ante acciones que vi suceder desde el palco, sin capacidad de evitar los daños, directos y colaterales. 

La primera embestida tuvo una serie de consecuencias que removieron viejas heridas y provocaron nuevos rencores. Entonces, me llamó la atención una característica repetitiva, que al principio no tomé en serio (pensé que era broma) pero luego, me causó gran desazón: la necesidad de reconocimiento público de cada parte implicada en el conflicto. 

Así como los marleyenses, quienes con sus métodos demoníacos empujaron a muchos eldianos a escoger convertirse en demonios para contratacar, actuaban estas personas de a pie, poniendo energía adicional en propaganda y publicidad, para mostrarse buenas, intachables, dignas de razón y admiración. 

Demasiado complejo para mi lógica fundamental: no se puede esperar amor de las personas a las que hemos dañado, incluso si ofrecemos disculpas. Y, aunque siempre existe la posibilidad de recibir bien a cambio de mal, no es consecuente desearlo, mucho menos exigirlo tras haber lanzado una bombarda. La gente normal se defiende y protege ante las agresiones. Pretender lo contrario, además de retorcido, podría ser consecuencia de una psicopatía. 

Reconozco y valoro la coherencia de Bertolt Hoover y Reiner Braun: aún conmovidos y confundidos, mantuvieron su posición de enemigos, sin reclamar redención.

Saber qué esperar de quienes nos rodean brinda mucha tranquilidad. Seguir leyendo novelas, cómics y manga, también. 

#ShingekiNoKyojin #HajimeIsayama #AttackOnTitan

Comentarios

Entradas populares