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Libertad (con responsabilidad) de expresiónSoy partidaria de la democratización de la comunicación. Sin embargo,
esta democracia no significa: yo digo lo que se me da la gana, interpreto lo que oigo como mejor me parece, sin confirmar, y así lo retransmito. Eso no es información, sino chismorreo puro y duro. Desgraciadamente, el hecho de que existan hoy tantas fuentes a través de Internet, nos da en la nariz con un muro lleno de palabras y mensajes. Nosotros escogemos, nosotros nos quedamos con aquello que complementa nuestro conocimiento y nos sirve para vivir.
Qué bonito. Entonces, ¿quién se hace responsable de las interpretaciones contraproducentes? Papá y mamá no siempre estarán al tanto de lo que el nene consume. El nene, por su parte, puede tener treinta años y poseer ya una tendencia política, una ideología, mayor o menor malicia y responsabilidad sobre su propio conocimiento, que condicionarán su modo de digerir lo que lee, ve y escucha.
Confío en la inteligencia humana, pero los medios de comunicación no se administran solos (de la misma forma en que el mercado no es dios). Debería haber, ahí dentro, mucha responsabilidad y compromiso social, además de la serie de intereses personales que toda empresa humana genera.
La bravuconada del Comandante GeneralDonayre fue un bocón, no cabe duda. A saber cómo lleva su vida personal y otras historias. Bocón, bravucón y hasta machista, según la observación de una ex – compañera del Master, a quien envié el vídeo para comentar. Que bien merecido se lo tiene, que el uso de Internet para denunciar a estos elementos es clave, que no deberíamos permitir, que esto y aquello.
Bueno. Yo me he declarado muchas veces defensora de causas perdidas, porque confío en que las cosas pueden hacerse bien y mejor.
El tema de la privacidad y el espionaje. Una cosa es denunciar a personas que están jugando con la inversión de empresas extranjeras en Perú, sobre todo si éstas están relacionadas con las autoridades que nos gobiernan. Otra, la cobertura que se da a temas que cobran importancia sólo a partir de su publicación.
Me explico: el vídeo donde el General se expresa de ese modo tan desagradable es una grabación casera, de una reunión de amigotes y esposas de los amigotes. Así, tal como está en Youtube, no se puede adivinar más. Quien lo ha colgado indica, simplemente, que se estaban refiriendo a soldados chilenos (entre iguales se entenderán). Luego, tal vez y sólo tal vez, la postura oficial de dicho señor, en voz de mando, no sea la que expresa allí. Y si no es su postura oficial, tampoco serán las órdenes impartidas a los soldados. Mejor dicho, aquí nadie atacará Chile, salvo que el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas (el señor Presidente de la República) así lo ordene.
Me parece justo y necesario que las personas ensayemos nuestra capacidad de escándalo e indignación. Pero eso no nos quita la obligación de, una vez superado el momento pasional, investigar, averiguar más del tema (si nos interesa siquiera opinar sobre ello, quiero decir). Tampoco debemos perder de vista las prioridades. Así como quien roba una gallina no merece la condena de un asaltante de joyerías o un traficante de drogas, un General que muestra su lado xenófobo de manera tan estúpida no merece que se le condene como se haría con alguno que, por ejemplo, dio golpe de Estado a su país y dirigió (o dejó suceder, que es lo mismo a fin de cuentas) una serie de asesinatos sistemáticos de todo el que pensaba diferente y podía dar problemas.
El que tiene boca…Somos humanos, tendemos a medirlo todo con nuestra regla personal, pero eso no es justo. Las respuestas indignadas que he recibido de mis ex –compis de clase van desde la celebración por el uso efectivo de los medios, hasta la condena a todo tipo de discriminación. Me gustaría que mis pocas lectoras y lectores ojearan algunos de los dos mil y pico comentarios que el vídeo en Youtube ha generado, para saber si realmente el mensaje de “lucha contra la discriminación” está surtiendo efecto.
No quiero “discriminar”, pero… Mientras en mi país no haya una educación universal de calidad y un conocimiento pleno de los derechos, comentarios como los de Donayre, así, publicitados por televisión y con mil vueltas, podrían acarrear consecuencias adversas o, en el mejor de los casos, neutras, que se olvidan pronto. ¿Acaso el machismo y la bravuconada no son pan de cada día en varios segmentos poblacionales?
Esta carne (de cañón), si no está bien aderezada y debidamente acompañada, será insípida, inútil y hasta venenosa.
La gente “bien” atribuirá el hecho a que se trata de un “cholo bruto” (o sea, más discriminación racial), la gente que se identifica con él, tal vez le apoye o tal vez se pregunte muchas cosas. ¿Y nosotras, con quién nos identificamos, cómo somos? ¿Y nosotras, qué? ¿Debemos seguir apoyando las causas de lucha, porque sí? Lo siento mucho, me niego a ser una revolucionaria acéfala (y lo digo bajo riesgo de parecer snob).
Nadie es dueño de la verdad, por eso es importante dar el beneficio de la duda. Al menos, es una buena actitud de entrada, permite aprender más. Señalar al que señala no es una sabia regla de vida.
Conozco a muchos tipos de militares. Todos, sin excepción, han sentido cierta indignación ante las reivindicaciones públicas de víctimas de la guerra antiterrorista en Perú, fomentada por la ONGD Aprodeh. No puedo juzgarles. Encima, ellos, soldados y marinos, cuidando que todo esté en orden y las ceremonias se lleven con normalidad. Es su trabajo.
En esa lucha, murieron sus padres y compañeros. Hubieron abusos, sí, de ambas partes. Asesinaron a cientos de inocentes, también. La evocación a la violencia es condenable, venga de donde venga. ¿Por qué no hacen un análisis así de puntilloso, por ejemplo, con el Ché Guevara?
…
Aclaremos posturas. Diré algo que tal vez, para algunas personas, resulte provocador: yo no estoy segura de nunca tener la necesidad de matar a nadie. Si alguien va a matar a quien quiero o a una persona inocente, y yo puedo actuar, pues actuaré (si el pánico y la adrenalina me lo permiten, claro). ¿Esto me convierte en una asesina en potencia? En absoluto. Simplemente estoy reconociendo mis imperfecciones.
De todos modos, ya se ha “hecho justicia”. El cuestionado General será dado de baja el 5 de diciembre (por otros motivos, claro, es que a partir del vídeo llamó la atención y se le descubrieron varios desmanes, o al menos así lo dice la versión oficial,
que se niega a aceptar que lo hace por presión de Chile). Éste ha pedido disculpas públicas al país vecino y al suyo propio, admitiendo que sus comentarios fueron “estúpidos”. Bien ahí, circo para el pueblo.
¿Y el trasfondo?Ningún peruano o peruana de clase media para abajo (y de mi generación para atrás, así no generalizo mucho) podrá negar haber sentido amor desmedido por su patria en la niñez. Ese patriotismo sentimental, nos guste o no, dependía de varios factores, entre ellos, a destacar: la independencia de la corona española, y las guerras territoriales con Chile y Ecuador.
Falla, entonces, el sistema educativo, el modo en cómo los peruanos y peruanas nos percibimos como nación. Luego crecemos y el aprendizaje básico de la niñez no puede seguirnos toda la vida. Pero tiene muy mala memoria quien niegue esos inicios xenófobos. En retrospectiva, pero xenófobos.
A algunas personas les dura esa sensación hasta entrada la madurez (como a otros, la religión, por ejemplo).
A mí me dura Jesucito y a mucha honra. El asunto es que, de pequeños, se nos enseñan cosas buenas y cosas malas. Y las malas, que no serían malas en sí mismas, sino "mal transmitidas" y no gracias al profe (en el mejor de los casos), sino porque así decía en los libros de texto, así estaba estipulado en el programa escolar que venía desde arriba, desde el Ministerio de Educación.
Es innegable, además, que muchas repúblicas Latinoamericanas han fundado parte de su sentimiento patriótico en confrontaciones con el exterior. Cito a mi buen
Ernesto: “Perú, la guerra con Chile; Ecuador, su ilusión amazónica; Bolivia, la salida al mar; Argentina, las Malvinas…”
Hay un largo camino por recorrer en estos países para que nuestro amor por “lo patrio” cambie de cimientos. Y es un proceso largo y delicado…
Lo del ejército ya son palabras mayores. No quiero entrar hoy en detalles (que el post está ya bastante largo), pero queda clarísima la idea de “cohesión ante amenaza externa”. Luego, cada quién piensa lo que quiere y actúa como mejor le parece. Pero institucionalmente, hay normas, hay formas de hacer las cosas, formas de reaccionar. Todo es sistémico, no se lo acaban de inventar. ¿Arcaico? Sí, pero no ganamos nada indignándonos ante ciertos desbordamientos de pus si luego nos contentamos sólo con el “castigo ejemplar”.
Después de todo, eso del “castigo ejemplar” también es arcaico.
La utilidad final
Me pregunto si alguna autoridad (además del propio Donayre, que ya bastante
mea culpa ha hecho) saldrá a los
mass media a contarnos por qué se le ha castigado, por qué esas cosas no se dicen (nunca, no sólo ante una cámara de vídeo encendida) y qué consecuencias tiene para los seres humanos heredar resentimientos y potenciar odios.
También podrían decirnos, dicho sea de paso, que eso de andar por ahí grabando vídeos de personas en situaciones comprometedoras, salvo que se trate de un tema de interés nacional, o de corrupción, o de salvar muchas vidas a cambio, no es una práctica ética. Ya no estamos para cacerías de brujas, hay mucha sangre derramada, mucha gente con hambre, mucha injusticia en el tintero.
Espero explicarme bien: pienso que haber sacado a la luz el vídeo de Donayre es positivo en tanto pueda generar un análisis profundo de puntos antes mencionados y dé lugar, poco a poco, a un cambio general en las personas y las instituciones. Sin embargo, el que haya sido transmitido luego por televisión, en señal abierta, me resulta totalmente desatinado (nuestras relaciones diplomáticas con Chile nunca han sido las mejores, ¿para qué empeorarlas?). Ni qué decir del congresista peruano
Gustavo Espinoza, quien informó de la existencia del
link en Youtube a colegas chilenos. Ay…
Los límites son difíciles de identificar, lo sé. Es el eterno dilema del comunicador (y del ser humano que busca ser coherente en esta vida).
Me voy a casa, que ya ha dejado de llover.