Puzzle


Alguno dio la partida. El primer tiempo supo a durazno, casi sentí su textura. Nada más. Mirarle mirarme. Sonreírle a una frente aguda. Confundir. Descubrir: estoy condicionada a no querer querer bien.

¿A qué vienes? ¿De qué vas?

Miedo.

Sentir: soy nueva y soy yo. Saber: no quiero tener miedo. Lamentar: ¿Habré dejado mi lastre allá, con los míos, con mis seres amados? No averiguar. Tiempo. Resentimiento. Recelo. Lejanía. Los míos. ¿Los míos? Mi casa… Escribo desde mi casa hoy, aunque a una buena madre le duela oírlo. Siempre estoy en mi casa.

Saber: no sé porqué no debo. No es como el durazno. Es sudor. Es real. Es humano. Raspa. Hace daño. Golpea. Come. Duda. Huele. Teme. Cuestiona. Juzga. Saliva. Sonríe. Abraza. Teme. Piensa. Besa. Descarta. Recupera. Piensa: bienestar. Piensa: ¿pronto? Piensa: ¿y ahora qué?

¿Ahora?

Ahora abrázame, que te gusta y me gusta. Déjame ocupar ese espacio que, por hoy, guardas para mí. Sólo eso.

Salgo, tarareando una canción tonta de Julieta Venegas. Corro tras el tren, que me deja o no, depende del sol. Estudio. Escribo. Llamo. Pienso: ¡lindo! Entiendo: todo a su tiempo. Certifico: siempre hay tiempo. Recuerdo: debo llamar a mi madre el sábado. Repaso el día: agotador y útil. Siento: bienestar.

Comentarios

Galileus dijo…
Al parecer se cumple uno de mis sueños bloggeros: ser el primero en comentar en un post tuyo. Y bueno... qué se puede decir de este tu puzzle vivencial. Que es genial y casi indescifrable... como lo es el corazón de mujer.

Recibe un beso con textura de durazno... desde mi rincón en la red...

Saludos galileanos!
Anónimo dijo…
Veo que tu estado es óptimo, bueno ultimamente lo hemos venido conversando.

Ya nos vemos.

Nos leemos.

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