Ayer
Todo bien, pero tengo necesidad de escribir.
Es el orden natural, es el modo en que alguna especie de “amo” tira de cuerdas e hilos, un día, y nos coloca frente a una verdad a destiempo, una verdad tal vez necesaria, por su propia naturaleza inevitable, pero también dolorosa, pese a las circunstancias, pese a mis lágrimas compensadas, pese a que la vida es así.
Lo miro y recuerdo: mi niño, ayer habría estallado en felicidad ante lo dicho, habría muerto de amor al verte dormir cerca de mí, habría recuperado los sueños…
Este blog nació cuando él me dejó, hace poco más de tres años.
Ahora me mira, tal vez con más cariño, con fantasías renovadas, con aquello que nunca existió entonces, latiéndole en el pecho. Y yo: no puedo. Lo siento, pero no.
El amor evoluciona, lo he descubierto. O desaparece, o contamina, o cambia. Ha cambiado para mí, es dulzura, familiaridad, seguridad, amistad. Nada más. Una pena que la amistad, de los más importantes afectos, signifique tan poco en los corazones apasionados. Una pena, pero es lo que hay.
Tardé mucho tiempo en sacarte de mí, cariño. He llorado recordando aquella inocencia que luego me empeñé en perder, y mi incapacidad de volver atrás. No puedo. Se vive hacia adelante. Te quiero, pero en algún momento suave entre mis tormentas, te olvidé.
Estas cosas no matan a nadie, ya lo sabemos. Estarás bien.
Es el orden natural, es el modo en que alguna especie de “amo” tira de cuerdas e hilos, un día, y nos coloca frente a una verdad a destiempo, una verdad tal vez necesaria, por su propia naturaleza inevitable, pero también dolorosa, pese a las circunstancias, pese a mis lágrimas compensadas, pese a que la vida es así.
Lo miro y recuerdo: mi niño, ayer habría estallado en felicidad ante lo dicho, habría muerto de amor al verte dormir cerca de mí, habría recuperado los sueños…
Este blog nació cuando él me dejó, hace poco más de tres años.
Ahora me mira, tal vez con más cariño, con fantasías renovadas, con aquello que nunca existió entonces, latiéndole en el pecho. Y yo: no puedo. Lo siento, pero no.
El amor evoluciona, lo he descubierto. O desaparece, o contamina, o cambia. Ha cambiado para mí, es dulzura, familiaridad, seguridad, amistad. Nada más. Una pena que la amistad, de los más importantes afectos, signifique tan poco en los corazones apasionados. Una pena, pero es lo que hay.
Tardé mucho tiempo en sacarte de mí, cariño. He llorado recordando aquella inocencia que luego me empeñé en perder, y mi incapacidad de volver atrás. No puedo. Se vive hacia adelante. Te quiero, pero en algún momento suave entre mis tormentas, te olvidé.
Estas cosas no matan a nadie, ya lo sabemos. Estarás bien.
Comentarios
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Jamás crei, me he negado rotundamente a creer que "nada es para siempre", pero la manera engañosa en que formulamos esa aseveración se mete en nuestros huesos... Después de sentir como me han dejado y como he dejado... levitando y con la cara empapada en llanto lo vi: "no todo es para siempre" , y carecemos (por lo menos yo carezco) de esa capacidad para saber cuáles de todas las cosas son para siempre..algunas se irán sumando, otras se irán yendo... amar las cosas que tienes como si no fueran para siempre, como si esta fuera la última oportunidad de tenerlas contigo...
Es cierto: "estas cosas no matan a nadie" Pero no se trata de ser amado o correspondido, se trata de amar y corresponder (aún a uno mismo).
De la mano del amor al abismo se desliza...el anillo de la eternidad
Nos leemos.
Todos crecemos en algún momento, pese al corazón y la entrepierna.
Besos.