Preludio - esta vez interesa mucho la letra

Ya por la tarde supe que el haberme pasado la mañana repitiendo la misma canción-soundtrack de hace algunos años tenía valor clarividente, aunque claro, también es cierto que si tememos que el pan podría quemársenos en la puerta del horno, es justamente porque no se trata de una simple posibilidad entre varias, sino que, efectivamente, contamos con una serie de elementos que, sin mayor impulso, se acomodarán del modo adecuado, específico, justo para conseguir que todo, todo lo que venimos planeando y/o haciendo, termine mal.
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Es la historia de cómo a veces resulta imposible dejar un lugar llevándonos un buen recuerdo, de cómo sirve de poco dar cariño o poner empeño en una relación, si el final, ese final feliz o por lo menos conveniente, esa última, única oportunidad que tenemos de cerrar, poner la guinda, decir adiós, sale torcido, sucio, podrido, y manda al diablo -por un tiempo- todo lo bueno que pudo acontecer hasta un segundo antes del fin. Digo por un tiempo, porque el tiempo, cliché o mentira, siempre acaba poniendo las cosas en su lugar.
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En todo caso, advertir que no deberíamos meternos en situaciones cuyo desenlace presumimos fatal, pese a todos los esfuerzos in extremis. Eso es insano, dañito. Eso no merece la pena. Deberíamos ser más inteligentes la próxima vez, colega. Sí, eso mismo. La próxima vez...
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Afortunadamente, el cinismo. Para algo ha de servir la experiencia. Además, ya nos hemos curado del complejo de culpa, aunque a veces, las reminiscencias…
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No, no se trata de una jodida ruptura amorosa (puf).

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