Dolor... ¡Dolor!
Ahí está la muy perra, la desgraciada. Ahí sigue, sin acabar de brotar, pero sin posibilidad de retroceder. Ahí está y duele, como dicen que siempre duele lo que al final vale la pena.
Podría ser peor, podría no tenerla o estar creciendo torcida, bajo el inminente deber de aburguesarme cinco minutos (prejuicios míos) e ir al dentista, para que la saque, porque me está deformando el resto de la dentadura.
Estoy segura que el cuerpo se acostumbra a sufrir lo que el medio le permite curar. Es que por ahí donde he andado, en mi propia familia, cuando cuenta cada sol, a nadie se le ocurre morirse por una muela del juicio, mucho menos ir al médico.
En fin, qué sé yo, aquí sigue este dolor indefinido, aguantable por su poca intensidad, pero insoportable por su constancia, por su finísima y jodida constancia. Ya va una semana. Una semana sangrando cada vez que me cepillo los dientes, una semana recordándome lo común y corriente que soy.
Ya era hora de que acabaran de crecer, las muy malditas. Desde los 18, han estado creciendo, deteniéndose, tal vez escondiéndose un poco, creciendo otra vez… En intervalos de 3 á 8 meses. Iba yo tan tranquila y, de pronto, el babeo de niño (es cuando entendemos por qué lo bebés fastidian tanto cuando les están creciendo los dientecitos) y la incomodidad en toda la encía, la cara, la cabeza.
La izquierda de arriba creció primero. La derecha, ni asomo (y en mis condiciones, creo que nunca aparecerá). Las de abajo han dado más guerra. La izquierda tuvo ayuda del dentista, justo el día en que pedí un préstamo bancario para venirme a España, que me hubiesen dado gustosamente con un aval millonario. A la mierda…
Mi pobre madre, traduciendo mis balbuceos.
Bien por el dentista, ¡Que viva! Me trituró la encía con el taladro de siempre, ese que suena sssssssssssssssssssssssss… Y pasé las dos siguientes semanas drogándome con Dolocordralán de tres millones.
¿La otra muela, hijita? ¡Ni muerta!
Está bien, la izquierda luce ahora radiante y feliz, toda limpiecita. Tuvo el camino fácil, la muy vaga. Las consecuencias las pagué yo.
¡Ni muerta, que la próxima salga sola! Dije. Y me arrepentí dos segundos después, pero en fin, tampoco tenía tiempo. Y me vine a vivir (momentáneamente) al país donde los dentistas cobran 16 veces más por la misma faena… ¡NICA!
Así me ha tenido, la de la derecha, empujando la encía con los dedos, haciendo masajes, para que duela menos, para que no hinche ni infecte, para que no tenga mucho qué romper.
Y así me tiene ahora, soportando que su momento llegó y se abre camino entre carne y cartílago. Bien, bien, bien, una semana más y todo estará bien (espero).
Por lo que hay que pasar para tener “juicio”, carajo…
Podría ser peor, podría no tenerla o estar creciendo torcida, bajo el inminente deber de aburguesarme cinco minutos (prejuicios míos) e ir al dentista, para que la saque, porque me está deformando el resto de la dentadura.
Estoy segura que el cuerpo se acostumbra a sufrir lo que el medio le permite curar. Es que por ahí donde he andado, en mi propia familia, cuando cuenta cada sol, a nadie se le ocurre morirse por una muela del juicio, mucho menos ir al médico.
En fin, qué sé yo, aquí sigue este dolor indefinido, aguantable por su poca intensidad, pero insoportable por su constancia, por su finísima y jodida constancia. Ya va una semana. Una semana sangrando cada vez que me cepillo los dientes, una semana recordándome lo común y corriente que soy.
Ya era hora de que acabaran de crecer, las muy malditas. Desde los 18, han estado creciendo, deteniéndose, tal vez escondiéndose un poco, creciendo otra vez… En intervalos de 3 á 8 meses. Iba yo tan tranquila y, de pronto, el babeo de niño (es cuando entendemos por qué lo bebés fastidian tanto cuando les están creciendo los dientecitos) y la incomodidad en toda la encía, la cara, la cabeza.
La izquierda de arriba creció primero. La derecha, ni asomo (y en mis condiciones, creo que nunca aparecerá). Las de abajo han dado más guerra. La izquierda tuvo ayuda del dentista, justo el día en que pedí un préstamo bancario para venirme a España, que me hubiesen dado gustosamente con un aval millonario. A la mierda…
Mi pobre madre, traduciendo mis balbuceos.
Bien por el dentista, ¡Que viva! Me trituró la encía con el taladro de siempre, ese que suena sssssssssssssssssssssssss… Y pasé las dos siguientes semanas drogándome con Dolocordralán de tres millones.
¿La otra muela, hijita? ¡Ni muerta!
Está bien, la izquierda luce ahora radiante y feliz, toda limpiecita. Tuvo el camino fácil, la muy vaga. Las consecuencias las pagué yo.
¡Ni muerta, que la próxima salga sola! Dije. Y me arrepentí dos segundos después, pero en fin, tampoco tenía tiempo. Y me vine a vivir (momentáneamente) al país donde los dentistas cobran 16 veces más por la misma faena… ¡NICA!
Así me ha tenido, la de la derecha, empujando la encía con los dedos, haciendo masajes, para que duela menos, para que no hinche ni infecte, para que no tenga mucho qué romper.
Y así me tiene ahora, soportando que su momento llegó y se abre camino entre carne y cartílago. Bien, bien, bien, una semana más y todo estará bien (espero).
Por lo que hay que pasar para tener “juicio”, carajo…
Comentarios
Con respecto a lo de depresiva clinica... ya somos 2!!! (el 2007 creo que fue mi peor año)
En fin, ayer estuve leyendo unos cuantos escritos anteriores y nada, me gustaron mucho.
Bueno, aqui seguire esperando un nuevo comentario.
Chao.
Un beso,
Myriam
comprendo la joda que has de sentir....yo, a pesar de mis años, tengo una a la que se le ocurre salir cada vez que estoy agripado...
y, sumada a la gripe tengo un muela de porqueria que debio salir a los 18 y ahora me atormenta de viejo....
por cierto.., me alegro charlar anoche con usted.....mi estimada gata......
espero pronto sus posaderas honren algun local inn de nuestra humilde capital....porque ya como toda una pichidi europea....tendra un lugar preponderante entre los caviares locales......
la joven y luchadora Angela transmutara en una tia oenegecista luchando por los pobres desde el haiti o la tiendecita blanca (con lunch en el San Antonio)....... y, dejara la discusión entre chela y pisco.....por una tertulia por los pobres con martini y el nuevo coctel de maracuya y el mosto verde de el olaechea (que esta buenisimo hija)....
mientras me contrate de jaime en la land rover que dispondra para sus visitas a sus pobres.....no hay problema....
Por cierto....la angela soñadora...y bella, siempre tendra un lugar importante en mi corazon y mis recuerdos........
la tía oenegecista.....pos ni modo, todos envejecemos y somos absorbidos por el stablishment..sniff sniff.
Creo que un dolor no es mejor o peor que el otro, sobre todo mientras nos está doliendo. La valoración llega luego, en perspectiva. Y ni siquiera es que haya sido bueno o malo, sino útil. Siempre, todo es útil, mientras no te haga daño gradual, no te queme...
(Si no me hubiese dolido el abdómen, no habrían descubierto que tenía apendicitis)
Yo tengo la mala costumbre de sentirlo todo muy intensamente. Repasar el día a medias tintas me da sensación de desperdicio. Por eso he acabado muerta tantas veces. Pero, ¿sabes? No es necesario morir menos (sentir menos), sino hacer que el proceso tarde menos (que no es "acelerar"), que cunda el tiempo, que aprendas a levantantarte cada vez más pronto, porque sabes que perder un día de vida es lo más imperdonable que puedes hacer (si no, que lo diga quien ya murió).
A eso me refería con "dar a cada cosa el valor que merece". No desperdiciar, sino invertir tu tiempo y hasta tu dolor, aprender a controlar la hemorragia sin torniquete (el torniquete engangrena), sino con paciencia y buen humor, aunque cueste...
Quien te haga perder el tiempo, créeme, no merece ni tus suspiros.
Cosas que uno va aprendiendo.
Myriam: TE ADORO, NIÑA!!!
Nicky... ¡Qué feo futuro me auguras, hombre!!! ¡Muérdete la lengua!
En fin, confio en que mis buenos amigos no me dejarán convertirme en una insoportable como las que describes, jejejejeje... En caso de fallarme a mí misma, claro... pero no creo llegar a tanto. Veremos.
Besos y abrazos!!!
Angela
Besos, Bye !!
usualmente los luchadores sociales de jovenes.... terminan absorbidos por la platinesca (que dorada es muy poco) burocracia de las oeneges, sindicatos o partidos de izquierda......
y, en general, terminan utilizando, como todos los izquierdistas de este país, a la pobreza como un negocio....pa sus fines políticos, sindicales o oenegecistas....
probablemente algunos rabanitos de base tengan fe en sus modelos....pero de hecho, las cabezas de la tribu.....solamente lucran con su postura de izquierda....
no conozco lider de izquierda que sea pobre o lider sindical que trabaje o funcionario de ong que realmente busque cambiar la realidad que al final es sustento de su status...
jovenes como usted creen....y hacen apostolado con su labor ....pero, a los 40....terminan absorbidos......
como dijo el tío del habano, quien no ha sido socialista a los 20 no tiene corazón, quien sigue siendolo a los 30 no tiene cerebro....
pos no he tenido corazón...y probablemente muy poco de cerebro....
pero al menos, con todas mis contradicciones,....he disfrutado de alguna bella sonrisa de una luchadora empedernida (por ahora)
Vaya al dentista sea valiente.
Nos leemos.
...
¡Y ya no puedo más! ¡Péguenme un tiro, por favor!
:(