Cuervos y lobos
Mi amado Peregrino, ¿por qué he de cambiar por quien aún ni siquiera me quiere? ¿Desde cuándo una relación que apenas empieza establece límites sobre el pasado y el presente íntimo, en vez de ser el punto de partida para que crezca el amor, si es que crece? ¿Por qué el amante adecuado y único es aquél que no te aceptaría tal cual eres hoy?
Pensaba en la constante relación yo-entorno, que nos determina desde la concepción. De haberme criado los lobos, la condición social continuaría en todo mi existir, salvo al aparearme. Seguramente querría aparearme con humanos, así como ahora, siendo humana, mi olfato me alerta de la presencia de algún macho alfa separado de la manada y adoptado por nuestra respetable comunidad.
Sin embargo, esos machos alfa también son hombres. Hombres solitarios que ansían ver reflejados en hembras sus pecados, sus temores, su adicción. Porque las hembras son fuertes. Las hembras tienden a callar el infortunio y seguir andando. Simplemente seguir, porque en cualquier espacio, bajo cualquier condicionamiento genérico, se nos cría para eso. Calladas o haciendo ruido, seguimos. Seguimos porque el sitio que ocupamos hemos de merecerlo, porque nuestras camadas necesitan (o necesitarán) crecer saludables, porque es parte de la naturaleza y ya.
Es lo que toca. Ser felices bajo cualquier circunstancia, es una elección y la opción más recomendable, más sana, más íntegra. Es lo mejor.
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Me educaron entre seres humanos especiales. Ovejas negras, dije una vez. Protegida de todo mal, por un lado; preparada para enfrentar la dureza de la vida, por el otro.
Me enseñaron que no hay personas pequeñas, sino todos más grandes que yo, todos capaces de mostrarme algo nuevo, de interactuar, de beneficiar y dañar.
Me mostraron la grandeza de un corazón benevolente, pese a las limitaciones corporales y materiales; que una casa no cabría en mi ataúd y que siempre se puede estar peor… y también mejor.
Me instaron a aprender muy joven, ¿por qué no iba a ser así?, que la maldad existe y suele vestirse de gala, aparecer en la prensa esbozando la mejor de las sonrisas, atacando sobre todo a quien no puede defenderse de inmediato.
Y supe que el hambre es, sencillamente, injusta.
Mi madre está allá, trabajando duro por mis hermanos, mientras yo madrugo tras mi laptop. Mi padre cumplió 7 años de muerto hace dos días, y creo que olvidé hacer una oración especial por él.
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Los cuervos me acogieron por entonces. Los cuervos son la especie más vulgar entre los automarginados. Los lobos, los más respetables. Tendría que haber sido un lobo a estas alturas del cuento, pero no. Escogí ser un gato, tener más sigilo, más independencia, más libertad… No vivir en manada.
Sin embargo, cuervos y lobos son mis hermanos de emociones y nostalgia. A los cuervos les debo haber sobrevivido a mi adolescencia. A los lobos, la necesidad de evolucionar, aunque al final no me convertí en ellos.
Pero aún me acogen en el siniestro grupo que forman, sin intención de formarlo. Se protegen, pero se dejan ir. A mí me reciben esporádicamente, pero no soy como ellos. Han decidido respetar mi capacidad de escoger, dejarme sola cuando nos provoca (porque es bueno, de vez en cuando, descansar unos de otros).
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Tanática. Tanática y viva, más viva o menos viva, según haga caso al despertador. Desesperada con esperanza, tan humana en virtudes y vicios, como mis vecinos bípedos, y como cuervos, lobos y gatos. Los gatos casi nunca se dejan ver por otros gatos, parece que somos incompatibles entre nosotros.
Ayer encendí el televisor del salón por primera vez en dos semanas. Insoportable. Lo apagué en quince minutos. Insoportable, insoportable, insoportable.
Necesito trabajar.
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Alguien me preguntó hace poco: ¿Cómo pasaste de lo gótico a la cooperación internacional? Respondí: “no sé”, pues esos días intentaba yo ser solamente bípeda, vestida de frambuesa. Tener una única naturaleza, volver a ser pura.
Pero no lo soy. Es más, nunca lo fui. Sin embargo, soy humana hasta en el más intrascendente de mis pensamientos, en mi más oculta frivolidad, en mi médula, mis colmillos y mis garras.
Y es que es imposible catalogar, rotular, encerrar a un ser humano, reducido sólo a esto y no aquello. Es imposible y es también cruel.
La respuesta era sencilla, sin embargo, no quise decirla: ¿Acaso una persona gótica no puede ser sensible a la injusticia? ¿Acaso las armaduras negras y las prácticas no convencionales, impiden a un ser humano mantener y defender la dignidad? ¿Acaso no tengo derecho a ser compleja, como cualquier otro animal racional?
Perder es, infinitas veces, una bendición.
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No me gusta jugar. No me gusta que jueguen conmigo. Me gustan los cuervos, porque jamás niegan que lo son. Me gustan los lobos, porque me permiten entrar en sus ojos. Me gustan los gatos, porque no ocultan su afecto interesado y su amoralidad. Me gustan los seres humanos que practican la sinceridad con oportuna sabiduría, y que no dejan que la irresponsabilidad de la juventud y la ceguera del materialismo les engangrene el corazón de malicia y prejuicio. Por eso son lobos, por eso son cuervos, por eso son búhos o caballos, por eso… por eso les puedo amar sin medir y odiar sin remordimiento. Por eso.
Me gusta mi amante de aquella noche, porque me preguntó: ¿qué quieres tú? Cascó nueces con sus manos, para mí, sin buscar gratitud, y me acompañó al mar. Creo que era un lobo. Olía a lobo.
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La luna llena ha prometido enseñarme a interpretar lo que sé sin preguntar. Es una cualidad difícil de administrar a veces, pero me ha tocado. Los dones no se rechazan. Los dones son un compromiso. Estoy comprometida a. He escogido seguir con. Me he propuesto ayudar (y querer hasta que duela).
No se puede renegar de la propia naturaleza, lo sabes, lo sé. No se puede, sino vivir. Vivir amando y vivir pensando. Vivir tomándome en serio a los demás y disfrutando lo disfrutable. Vivir para mí y para ti, aunque no te enteres, porque es mi elección, amada mía. Y ya está.
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No debes negarlo, aunque quieras: puedes pensar. Pensar te hace libre, siempre y cuando no te esclavicen tus propios pensamientos, volviéndote fanática. Siempre y cuando el pensar no envilezca tu corazón con superioridad, volviéndote soberbia. Siempre y cuando conserves la humildad dentro de este todo al que perteneces, en el cual eres hermosa, pero ni mejor, ni peor. Hermosa, sin más.
Esta canción es tuya. Recuerda que todos tus cuervos te la han obsequiado alguna vez y hasta ese guapo niño-gato, que apenas te conoce. Vívela como sabes hacerlo.
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Comentarios
Y sin embargo, muy de tarde en tarde algún cuervo robará una joya sofisticada y elegante, aunque después diga que nunca más.
Y sin embargo, movido por la necesidad, algún lobo se tornará animal carroñero.
Y sin embargo, ¿no has sentido la necesidad de salir -una que otra noche- por los techos con los demás gatos? Tú, lindo gatito, que puedes saltar cualquier muro que se te ponga delante ¿no te has detenido a agradecer que detrás de cada muro hay un suelo en el que puedas apoyarte?
Es ciertamente dificil rotular a los seres humanos, escribir sobre ellos es ya traicionar su esencia. Nada mio hay en esa "Y" con la que comienza este texto, ni nada de ti hay en esa "O" con la que termina el tuyo. Para conocerte hay que haber caminado contigo, conversado de temas profundos y triviales, abrazarte... y quizá esa gente te dirá que eres el gato más raro, porque a veces se te da por aullar como lobo, volar como cuervo y hasta comes con cuchillo y tenedor como los seres humanos. Has crecido, has cambiado. Y cambiaste porque amaste y fuiste amada. Y el amor te mostró un modo de ser y hacer lo correcto, y lo hiciste tuyo. El amor, en tus seres queridos, te iba iluminando caminos por donde podías andar. Te mostró que no eres lo que tú piensas de ti misma.
por cierto, de lo que escribiste...me quedo con "Ser felices bajo cualquier circunstancia, es una elección y la opción más recomendable, más sana, más íntegra".....
creo en ello.....trato de practicarlo...día a día....uno decide, al final, si es feliz o infeliz ...... lo básico es estar satisfecho con lo que uno es y desde allí disfrutar el entorno (personal, afectivo, material)....que uno puede "tener" o "acceder"
la línea entre la felicidad y la infelicidad es tenue y estar a un lado o al otro, creo, depende de cada uno....
hay gente sencila y primaria muy feliz con muy poco (en todos los aspectos) y gente cosmopolita e intelectualoide profundamente infeliz con casi todo lo que uno podria desear tener.......conozco algunos casos interesantes...
por cierto, el individualismo y el consumismo nos hacen creer que la felicidad es tener....pero al final creo que es basicamente estar satisfecho con lo que unoes.....y disfrutar lo que se "puede tener" o "disfrutar"...
Por cierto.......la idea de un chilcano alguna vez, si regresas soltera....sabe bien.....me hace "feliz"
Sin embargo, el verme distinta y colorida, no les lleva a darme la espalda, como han hecho tantos animalitos tiernos, de peluche, como conejos, koalas o perros...
Me gusta el mundo, me gusta la vida, pero prefiero el olor a adrenalina y la dureza que el hambre y el miedo han dejado en las fieras.
Sí he salido por los tejados con gatos, muchas veces. Pero somos bichos solitarios, aún más que los lobos. Vamos a por lo que nos interesa, siempre. Es divertido, pero insostenible en el tiempo.
Sin embargo, no sólo agradezco el tener un suelo que me sostenga al saltar el muro, sino poder saltarlo. Poder saltarlo con relativa facilidad, elegancia y en silencio. El silencio es una cualidad que aprecio sobre muchas otras, que echo en falta a veces, que me excita.
Tal vez por eso no me gustan los perros, porque anuncian con desmedida emoción, torpeza y babas cada logro, cada cosa que hacen. Son aparatosos.
Me gustaría un hombre-jaguar que tenga un perro grande como mascota, pero ame a los gatos. O un lobo-hombre que olfatee en silencio, gruña al hacer el amor y me deje dormir sobre su espalda (soy un gato pequeño, peso poco, jejejeje).
Y me gustaría, también, seguir andando y sentirme colorida por el cariño de mis seres queridos, familiares y amigos que me acompañan, que me abrazan y saben que la "rareza", cuando hay amor, no cuenta.
Carlos, eres un búho. Mi búho. Mi búho sabio y libre. Vuelta, amado amigo. Vuela.
Nicky, gato, compañero. Cuánta empatía contigo, hermano. Cuántos deseos de volverte a ver.
Esto hace que, al final, lo único que importe vivir con intensidad, optimismo y, como dices, alegría, es el presente... y no porque a las hembras nos hayan educado para eso, sino porque es parte de nuestra naturaleza. La pena es lo accesorio, la dicha es lo sustancial. El quid es que aprendamos a reconocer desde nuestros ojos -desde tus ojos- la riqueza del aire, de las pistas, de nuestros zapatos... y, por supuesto, de la luna.
Nadie debe pedir nada antes de entregar, y aún entregando no debe pedir, los cambios llegan solos por voluntad del cambiante y nada mas que eso.
Que somos cuervos, lobos o gatos, que se yo, Angela niña, yo no se que son los demás, yo soy lo que soy y alguna que otra posibilidad de ser un poquito mas; entrego lo que tengo en las cantidades que quiero cuando quiero, como tu, soy un humano imperfecto con muy pocas pistas para saber como vivir la vida, solamente me queda seguir.
Gracias por abrir tu post con mi nombre.
Un beso grande para ti, espero nuestra siguiente conversación.
Nos leemos.
Peregrino.
En fin, el trabajo me esta hablando.
Saludos,
Es decir, se puede estar indignado, enfadado, entristecido... Pero habrá que seguir viviendo y es mejor hacerlo de buenas, porque si no, como decía mi padre, "se nos malogra el hígado".
Además, cuando aprendes que hay personas que pueden sonreír con hambre, bueno...
Es verdad que cada quién siente su sufrimiento en carne propia, pero también es cierto que debemos aprender a darle a cada cosa el valor que merece. Y créeme, unos cuantos cabrones de mierda no merecen que nos dé algún mal psiquiátrico, porque encima tendremos que pagar para estar bien.
(Te lo dice una depresiva clínica, con pleno conocimiento de causa).
Peregrino mío, sí, ya lo hemos hablado y hacerlo me hizo mucho bien. Gracias :)
Majo, hace "calor" en Bilbao, no he necesitado paraguas, me puse al día en el curso, estoy a punto de encontrar trabajo y ayer comí todo lo que quise en un "chino" (los chifas de por aquí). Todo bien, colega.
Un abrazo.