La sirenita

Fue culpa de esa historia en versión “niños”, la de Disney, la del final feliz. Ayer me quedó tan claro como el agua, durante el espectáculo de “Hollywood sobre hielo”, cuando interpretaron el cuento ese y me descubrí cantando:
“Quiero que sepas que bien estarás
quisiera poder quedarme a tu lado
me gustaría tanto verte feliz…”

Tantas veces canción cantada y, por primera vez, entendida.

Sí pues, cuando era una pequeña fanática de Disney, solía aprender de memoria las canciones de todas las películas de moda, pero ya veo que no tenía idea.

Y claro, llenarse tanto de historias de amor simple, donde dos seres vivos pueden vencer, solititos, cualquier dificultad o prejuicio cultural (inclusive una cola de pez), la llevan a una a creerse que el amor lo puede todo, que nunca se acaba y, lo peor, que se pasea cómodamente sobre todas las barrera pensables y posibles.

¡Pero no! La sabia naturaleza no ha parido “diferencias” por las puras.

Y me remito a la verdadera Sirenita, esa de Hans Christian Andersen, la desafortunada princesa del reino marino que sacrifica su prenda más reciada –su encantadora voz- para obtener un par de hermosasa piernas y salir al mundo de los humanos (mira tú), a tratar de conquistar a algún príncipe escandinavo (quien, por cierto, le debía la vida).

¿Y qué pasó? El príncipe llegó a quererla muchísimo, como a una adorable hermanita menor. Es que ya estaba enamorado de otra, una muchacha (oportunista) que lo encontró en la bahía, luego de que la sirena le salvara de morir ahogado en un naufragio.

Después, el tipo se casa con la otra. La sirenita llora con el corazón roto (es que además, perder a su gran amor le significaba morir al día siguiente de la noche de bodas del afortunado… ¡qué crueldad!).

Claro, los amigos marinos de la jovencita encontraron la solución: “Mata a tu príncipe con esta daga y –me encanta esta parte- cuando su sangre caliente salpique a tus pies, volverás a ser una sirena, y regresarás al mar, donde perteneces”.

¿Y qué hizo la pobre enamorada? Aún humana, se lanzó al mar, para adelantar un poquito su muerte, pues prefería eso al sufrimiento de su amado. Fin. ¿Y el príncipe? Pues habrá tenido muchas noches de boda más, luego hijos y luego, ya qué importa.

Eso. No hay que nadar contra la corriente, ni jugarse la vida por nadie, así de simple.

¿Amar? Sí pues, seguro, en algún momento. Amar… ¡Condenado instinto de preservación de la especie! ¡Mentiras que nos creamos para justificar nuestra capacidad de equivocarnos! (o sea, la inteligencia).

Pero claro, hay una esperanza: permanecer en el lugarcito que nos toca, en nuestro reino bajo el mar, pues seguramente allí las cosas estarán “menos peor” que en la superficie. Con un poco de suerte, a lo mejor encontramos un tritón de lo más guapo, como el ruso ese, campeón en patinaje artístico sobre hielo, que salió haciendo unas piruetas en pantalón apretadísimo… Ay, no aprendo.

Evaluación del espectáculo:

- LO MEJOR: el malabarista y la enérgica rutina en solitario del adorablemente desgreñado, apestoso y agarrable “Tarzán” (¡qué chato más bueno!).

- LO MÁS “CHIC”: el peinado de “Anastasia, la reina de la magia” ¡Y qué garbo y fuerza al patinar! ¡De grande quiero ser como ella!

- LO MÁS TRISTE: el pobre “Bola de Nieve”, tigre siberiano que sirve de payaso en fotos de niños (ni siquiera me dieron ganas de averiguar el precio). Pobre animal, encadenado, con luces dándole a la cara y un montón de enanos ruidosos usándole de peluche anti estrés.

Apuesto a que lo dopan. ¿Dónde están los “Amigos de los Animales” cuando se les necesita? Seguramente, observando el espectáculo en zona preferencial (con lo que cobran por consulta).

¡Por lo menos tendrían que haberle puesto al tigre un nombre más digno!

- LO MÁS ANECDÓTICO: el fotógrafo encargado de enyucar al público los llaveritos con diapositiva, le alcanzó uno a mi mamá, “porque mire, ahí sale su niña”… ¿Aló? ¡Soy una vieja decrépita a punto de cumplir 25 años, hágame el favor de tener más respeto con mis canas!

- TAREA PENDIENTE: aclararle a mi ex que no es a él a quien tuve miedo, sino a un ex anterior, cuya historia conoce muy bien. Sólo si pregunta, claro.

Y, ahora en serio: FIN.

Comentarios

Anónimo dijo…
jaja la sirenitaaa, a mi me gustaba como hablaba el cangrejo :P
Mamá de 2 dijo…
Bajo el mar... bajo el mar, nadie nos fríe, ni nos cocina en un sateeeeeeen...!

jajajajaja...

¿De qué me río? Si esto tiene trasfondo social!!!
Anónimo dijo…
el verdadero trasfondo esta en una jaula, totalmente drogado y sirviendole de juguete a centenares de niños... me puso depre lo del tigre
SERGIO dijo…
Prefiero mirar al mar haber si encuentro mi propia sirena.
Anónimo dijo…
Uy lindos recuerdos con la sirenita, me volviste a la juventud, jejeje aunque no estoy viejo pero la vi hace tiempo.
Ya estoy pensando en llevar a mi niño al teatro y todavía faltan varios días para que regrese...
Eh,
estás en Munich o es fIcción? y yo toda mami, dándote consejines...

En fin, volveré a tus posts de viajes dentro del Perú... salux.
el gatopardo dijo…
que post tan tierno... sólo un par de cosas quiero decir:
1. Siempre odié las canciones en las peliculas, o sea, de verdad las detestaba, me parecía algo terriblemente insufrible, pero gustos son gustos.
2.Todos somos amigos de los animales, bueno, salvo esos jijunas que los explotan o torturan (Ej: "Toros", como dicen huchafamente ciertos tarados). Creo que en ese momento tú misma debiste hablar con los organizadores para exigir que no maltraten al animal (si ese era el caso).

Sigue escribiendo. Leerte me gusta cada día más.
Mamá de 2 dijo…
Y... ¿quién soy yo para contradecir a Denegri? Lo que sí te puedo decir es que, tanto en la literatura clásica, como medieval, a las sirenas se les representaba o bien con cola de pez, o bien con cuerpo de ave (es más, hasta el S. XVIII se pensaba que realmente existían... es q se les confundía con manatíes, jejejeje).

Por otro lado, según la mitología griega, las sirenas son hijas de Calíope (la mayor de las musas, hija de Seus) y un tal Aqueloo, dios del río del mismo nombre. Claro, hay más versiones que las hacen hijas de otras tantas musas, es que con estas deidades griegas y su promiscuidad, no se puede tener nada claro.

Por otro lado, las nereidas fueron siempre hijas de Nereo, dios de las olas del mar ("nereidas" significa "hijas de Nereo"). Eran divinidades femeninas que personificaban los aspectos amables del mar, como las ninfas en la tierra.

Una de estas nereidas es sumamente conocida: Tetis, la mamá del gran Aquiles, ese que malrepresentó es siempre cuero Brad Pitt en "Troya", y, para variar, ya me salí del tema y no pienso regresar a él, sino que prefiero quedarme pensando en los contraplanos del tipo anteriormente citado, en faldita de cuero subiendo de un salto a los botes...

Bueno, regresemos. ¿Cómo es que una nereida llamada Tetis aparece como tal en "La Ilíada" y luego, en "La Odisea", Odiseo -Ulises- es tentando por sirenas?

Eh... nada, que mi etapa pre adolescente fanática de la mitología griega se quedó en esto. Y, como te digo, no le vamos a discutir una afirmación a Denegri.

¡Un abrazo y gracias por el dato!
Mamá de 2 dijo…
jejejeje... gracias, Mat.

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