Declaración


Hay algunas personas que nacimos para meternos en líos, como si no viviésemos sin ellos, como la droga del pobre y triste heroinómano, las pastillas del farmacodependiente o los cigarrillos del fumador compulsivo.

Sí, señores, los problemas son los motivos de mi existencia. No me mal entiendan, no son los objetivos por los que estoy embarcada en esta gesta que se llama vida mía, sino más bien la gasolina, el líquido vital que mantiene en funcionamiento mi tantas veces abollado organismo y mi reencauchado corazón.

Varios amigos, llenos de las mejores intenciones del mundo, me han recomendado tomar un “tiempo fuera”, un respirito de tanta conmoción, que no entienden de dónde sale mi capacidad de aguante, cantidad de ganas de no dejarme en paz a mí misma por un buen rato, en vez de parar la carrera y dormir unos meses el sueño de los justos, hasta estar realmente bien, pero bien, bien, bien, quizás hasta diferente de cómo soy, porque a algunos no les parezco estar bien nunca.

Pero no, pues, no entiendo. Y ni siquiera acabo de salir de un lío para meterme en otro, no señor. Hace diez días estaba explorando con mi lengua un cuerpo de mente familiar, hace ocho días me largaba a la selva, para trabajar con alguien que esperaba de mí una “muy buena compañía”, pero preferí "pegarme", limitarme a los trabajos curriculares y dejarme llevar por el paisaje y la gente buena-nueva que a lo mejor no veré más.

Hace tres días recordé la despedida de mi ex, en el Jorge Chávez, y lloré toda la noche. Hace un día, reencuentro con buenas amigas, exploración por las calles de Lima (y el centro, y las combis, y de vuelta a la Capón), y hoy por la mañana, el cuerpo de mente familiar. Ahora mismo, me siento feliz de hacer lo hecho, sin más. Si pudiese disolverme en la canción que estoy oyendo ahora, no estaría mejor.

Algo me dice que estoy en problemas. Sí, lo estoy, pero estimo un desenlace razonablemente discreto. Y no sé, no sé, nunca se sabe, así de definitiva es esta verdad. No sé. Pero me dijo una vez un chamán…

Estoy contenta. Te quiero de tal modo y lo sabes. Estoy contenta y estoy en líos, sí, para variar. Es que debo mantenerme viva, y este es el único modo que conozco. De pronto ya no me duele el corazón reencauchado, y no temo tener que llevarlo a una nueva reparación (y si sí, ni modo). Creo que he aprendido a no apostarme, simplemente seguir el juego.

Te quiero de tal modo y esto es mejor a llorar, otra vez, por culpa de un nuevo extraño. Y te acompaño. Y me acompañas. Si pudiera disolverme en la canción que estoy oyendo ahora, quizás podría explicarlo mejor…

No sé lo que tengo, pero siento piso (MI piso) bajo mis pies. Me gusta estar aquí.

There she goes again...

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Comentarios

Angel dijo…
Algo me dice que conozco al cuerpo de mente familiar... pero no, si fuera así ya me lo habrías contado
¿cierto?
Selva?, a todos los pata'e perro les ha dado de irse para la selva, aca en rep dominicana hace una calor terrible, pero todo tranqui, no hay cuerpos "dementes" familiares, valga que me aclares si eso es lo que quieres decir o es "de mente", tanta calor me esta fermentando las neuronas.

Estas de Battle Angel Alita?, busca Angel Sanctuary va mas contigo. Un saludo a la distancia, veo que tu cyberpastizal esta creciendo.
Mamá de 2 dijo…
Angelito, si fuera algo q valiera la pena contar (es decir, si "ocupase un lugar en el espacio"), te lo contaría. Pero por ahora, es un asunto q simplemente se me cuela entre los dedos, y podría ser una más de mis "pegadas", sin más.

Joe, la selva de Madre de Dios es increíble. Personalmente me resultó interesante el trabajo de desarrollo con comunidades nativas (intangibles y autogestionarias)...

Por cierto, el "demente" no está en la selva... y quise decir lo otro, "de - mente"...

Lo de Alita me lo pusieron unos amigos, hace ya 4 años, cuando hacíamos grupo de viaje en Pamplona... ay...

Bueno, gracias por los comentarios. Un abrazote!
Anónimo dijo…
suele suceder... supongo que ese sentimiento es mas frecuente de lo que te imaginas

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