Procesos
Lo que más me fastidia de todo este asunto es echarte de menos, porque no hay motivos (ni siquiera he sentido la textura de tu rostro en mis dedos, ni el calor de tu cabello, ni el color de tu aliento).
Lo que más me fastidia de todo este asunto es echarte de menos, cuando sólo eres unas cuantas letras en el buzón de mi celular (demasiadas letras, para no saber quién soy), algunas llamadas dulces y varias conversaciones de madrugada, debidamente guardadas en una carpeta de mi computadora.
Lo que más me fastidia de todo este asunto es echarte de menos, cuando no sé quién demonios eres, y aunque te vea en unos días más, tampoco lo sabré, nunca acabaré de saberlo, pero (¡carajo!), ya compites en mis sueños por ocupar el lugar de recuerdos y deseos que fueron exclusivos hasta hace poco, y que, pensé, nunca serían de nadie más.
Lo que más me fastidia de todo este asunto es echarte de menos, pese a haber perdido la confianza, pese a no (querer) creer.
Y me fastidia también saber tan claramente que la Providencia está jugando conmigo ahora, que no eres un ángel, que no has llegado en el momento justo para rescatarme, sino que tal vez deba descartar estas ilusiones nuevas, para demostrarle a algún dios incomprensible cuánto ha conseguido hacerme madurar este último año, con sus ausencias.
Luego, prefiero enmudecer, mi niño grande, mi protector. Enmudecer y mantener lo nuestro como un secreto dulce en mi corazón, sólo tuyo y mío. Tengo miedo de "todos los demás"...
Lo que más me fastidia de todo este asunto es echarte de menos, cuando sólo eres unas cuantas letras en el buzón de mi celular (demasiadas letras, para no saber quién soy), algunas llamadas dulces y varias conversaciones de madrugada, debidamente guardadas en una carpeta de mi computadora.
Lo que más me fastidia de todo este asunto es echarte de menos, cuando no sé quién demonios eres, y aunque te vea en unos días más, tampoco lo sabré, nunca acabaré de saberlo, pero (¡carajo!), ya compites en mis sueños por ocupar el lugar de recuerdos y deseos que fueron exclusivos hasta hace poco, y que, pensé, nunca serían de nadie más.
Lo que más me fastidia de todo este asunto es echarte de menos, pese a haber perdido la confianza, pese a no (querer) creer.
Y me fastidia también saber tan claramente que la Providencia está jugando conmigo ahora, que no eres un ángel, que no has llegado en el momento justo para rescatarme, sino que tal vez deba descartar estas ilusiones nuevas, para demostrarle a algún dios incomprensible cuánto ha conseguido hacerme madurar este último año, con sus ausencias.
Luego, prefiero enmudecer, mi niño grande, mi protector. Enmudecer y mantener lo nuestro como un secreto dulce en mi corazón, sólo tuyo y mío. Tengo miedo de "todos los demás"...
Comentarios
tambien me fastidia echar de menos
saludos
Sé lo que está ocurriendo, sé que soy fuerte... Pero tal vez necesito un psicólogo, jajajajaja...
¡Un abrazo! Gracias por sus comments.