Pincel azul grisáceo
Ámame, como amaste al sol, antes de morir carbonizado, ojos asesinos. Sólo entonces merecerás mi amor, porque habrás compartido mi dolor.
No me engañas tras esa sonrisa dulce y el carmesí de toda tu piel, tornándose tal a mi lisura y cuestionamientos.
Estás, estás, siempre estás. Sabes cuándo, cómo, dónde estar, aunque en tu lado sea ya de madrugada, sea ya un nuevo amanecer y quién sabe qué estarás haciendo, o pensando, o queriendo de verdad.
Tu historia es tan familiar, ojos tristes, y mi miedo aún es tan vívido, que quisiera no estar donde estoy, sino muerta, sino inconsciente, sino en un cuerpo distinto, con otros recuerdos, no los míos, no yo.
Nuevas dudas en mi corazón, nuevas preguntas locas y esperanzas insanas. Tu historia es tan familiar, pero tú eres tú, otro… ¿Y crees que eso me importa? A veces sí, a veces también, a veces lo olvido.
Estoy muriendo de frío, ojos dulces, y ese color de tu mirada congela mi garganta, pero, estúpidamente, reconforta mi corazón y mis alas.
No quiero saber quién eres. No quiero quererte, ni quererte más. No quiero que existas, no quiero tu amabilidad, ni tu atención, ni tu amistad, ni tu dulzura, ni tus llamadas, ni tus sueños, ni tu bondad, ni tus recuerdos, ni tu virilidad, ni tus cuidados, ni tus libertades. No te quiero en mi camino (¡fuera de aquí!). No te quiero en mi horizonte, ojos de cielo.
Tengo miedo… ¿Quieres querer mis miedos? Vete. O quédate. Ve tú, es tu problema. Yo no quiero, porque tengo miedo, más miedo que nunca. Ve tú, evalúa tú si te conviene, si es bueno para ti. Si me escoges, no te quejes. Si me escoges, no me infravalores. Si me escoges, no me compares. Si me escoges, no me hagas vivir de tu pasado. Si me escoges, no me hagas daño.
Si me escoges, no querrá decir que te escogeré yo. Ahora lo sabes bien.
No me engañas tras esa sonrisa dulce y el carmesí de toda tu piel, tornándose tal a mi lisura y cuestionamientos.
Estás, estás, siempre estás. Sabes cuándo, cómo, dónde estar, aunque en tu lado sea ya de madrugada, sea ya un nuevo amanecer y quién sabe qué estarás haciendo, o pensando, o queriendo de verdad.
Tu historia es tan familiar, ojos tristes, y mi miedo aún es tan vívido, que quisiera no estar donde estoy, sino muerta, sino inconsciente, sino en un cuerpo distinto, con otros recuerdos, no los míos, no yo.
Nuevas dudas en mi corazón, nuevas preguntas locas y esperanzas insanas. Tu historia es tan familiar, pero tú eres tú, otro… ¿Y crees que eso me importa? A veces sí, a veces también, a veces lo olvido.
Estoy muriendo de frío, ojos dulces, y ese color de tu mirada congela mi garganta, pero, estúpidamente, reconforta mi corazón y mis alas.
No quiero saber quién eres. No quiero quererte, ni quererte más. No quiero que existas, no quiero tu amabilidad, ni tu atención, ni tu amistad, ni tu dulzura, ni tus llamadas, ni tus sueños, ni tu bondad, ni tus recuerdos, ni tu virilidad, ni tus cuidados, ni tus libertades. No te quiero en mi camino (¡fuera de aquí!). No te quiero en mi horizonte, ojos de cielo.
Tengo miedo… ¿Quieres querer mis miedos? Vete. O quédate. Ve tú, es tu problema. Yo no quiero, porque tengo miedo, más miedo que nunca. Ve tú, evalúa tú si te conviene, si es bueno para ti. Si me escoges, no te quejes. Si me escoges, no me infravalores. Si me escoges, no me compares. Si me escoges, no me hagas vivir de tu pasado. Si me escoges, no me hagas daño.
Si me escoges, no querrá decir que te escogeré yo. Ahora lo sabes bien.
Comentarios
humm, la pusiste difil, aunque sean logicas son demasiadas condiciones, demasiadas negaciones, tanto "no" asusta, mejor seria que invitaras al riesgo: si me escoges te arriesgas..., juegatela, atrevete a escogerme.
:)
Todo lo aquí dicho ha sido vivido. La vida es una realidad increíble. Los seres humanos no somos “metas” y el amor no es un reto. Es, simplemente, amor.