Intento de vacaciones en Sechura, tercera entrega:

Ya sé que he tardado mucho en acabar con esto, pero el trabajo se ha vuelto especialmente acaparador los últimos días, y eso que no avanzo tanto como quisiera.

Día 3: Ampollas

Despertar a las 6 de la mañana para descubrir que soy alérgica a todo tipo de humo, incluyendo el del incienso. Carla, tan muerta como suele estar cualquier persona normal a esa hora de la madrugada. Me tardé cuarenta y cinco minutos en lograr que abriera los ojos y tomara conciencia de no ser un oso invernando (en verano, y a pleno desierto).
La ducha matinal era innecesaria, igual caminaríamos 11 kilómetros de arenita, piedritas y conchitas, sudaríamos como cerdos y, por lo menos yo, acabaría cual cachalote, dando chapoteos en el mar.
Queríamos probarnos andando en “plano”. Las caminatas por la montaña suelen ser agotadoras, y las piernas se ejercitan una barbaridad (pero no disminuyen la celulitis, eso es un mito cruel). Sin embargo la experiencia de Chulliyache nos había medio decepcionado de nosotras mismas, y debíamos sacarnos la espina (Helen tonta, muy tonta… debiste estar ahí).
Además, teníamos un objetivo claro que nos llenaba de emoción: los manglares de San Pedro.
Nos contó el amable encargado de la oficina de turismo, el día anterior, que en la zona de la desembocadura del río Piura, antes del fenómeno “El Niño” de 1983, no había “mangle”, esa planta característica que rodea las lagunas que forman los manglares y sirven de nido a gaviotas, pelícanos, flamencos y cuanto bicho playero que pase por ahí. Es decir, los famosos “manglares” de San Pedro son relativamente nuevos, y ya corren el riesgo de desaparecer con todo y fauna, pues el río está altamente contaminado…
Claro, con la cantidad de desagües y basura que la gente, queriendo o no, lanza al agua corriente del Piura, y deja "olvidada" en la playa, vamos a ver cuánto nos dura el atractivo turístico...
Mochila, agua, chocolates. Nos bebimos todo el vino la noche anterior, ni modo, al menos no tendremos que cargar con la botella. Frutas (cítricos, sobre todo), Club Social, atún. Mis botas de montaña.
¿Estás loca, gato? ¿Cómo se te ocurre ir en botas y calcetines? ¡Estamos en la playa, aquí se usan sandalias! Ni hablar, Carla, voy a caminar y no juego con mis pies. No olvidemos el pareo.
Tomamos un “estechion” hacia el norte, la entrada al camino que buscábamos estaba a 10 minutos. Extrañé ver al guapísimo policía de carreteras que nos topamos el día anterior, camino a Parachique, pero claro, entonces íbamos hacia el sur.
Ya en el desvío, casi a las 8 de la mañana, y luego de las fotos de rigor, nos adentramos en el desierto de Sechura, ese cuya existencia conocí a los 10 años de edad, luego de ver “La Esfinge”, cuando papá me explicó que el Sahara no era el único desierto del mundo, y que cerquita de casa teníamos uno muy grande, aunque sin pirámides.

Vamos pues, si con ritmo regular solemos andar 5 kilómetros por hora, esto lo hacemos en 2 y media, con descansitos para tomar agua. Fácil que a las 10 y media ya estamos en la playa.
Apenas las 8 y diez y el sol se ha ensañado conmingo. Empiezo a entender la utilidad de la tela árabe (¿o era india?) de mi pareo, a ver si me sale bien la imitación de mujer beduina y consigo colocármelo elegantemente en la cabeza y hombros, para evitar una mayor insolación… ¡O ya, ponérmelo como sea, que me quemo!
Luego de una hora de pisar conchas, y notar que un solo mototaxi pasaba y volvía sospechosamente por el camino afirmado, seguramente llevando pescadores y sacando pescado a la carretera, notamos la necesidad de los chocolates. Sí, dejan sensación de sed en la garganta, pero energizan, y la sed real se pasa con agua.

Sólo el típico espejismo de charcos a unos cuantos metros adelante, y la sensación de ver las cosas a través de vidrio mojado. Por lo demás, todo bien (nada es tan grave mientras no imaginemos una discoteca caribeña con piñas y daikiri).
Sólo arena… luego, sólo arena y plantitas pequeñas. Más adelante, arena y árboles chatos (no arbustos). Después, arena otra vez. Agua, fruta, a andar de nuevo.
Notamos que nos acercábamos a una zona excavada. Decidimos investigar, pues al fondo se veía una casita en ruinas y un letrero. Vamos a ver, no importa si luego descubrimos que en letrero dice: “Haz quedado atrapado en una dimensión desértica por acercarte aquí”, ¿verdad, Carlita?

Dimos algunas vueltas, tomamos fotos emulando tristemente a “Xena, la princesa guerrera”, y luego, de vuelta al camino, pues ya nos dimos cuenta que estas excavaciones no son ruinas ancestrales, sino una triste cantera abandonada.
¿Ya son las diez de la mañana? ¡Y la playa no se asoma por ningún lado, sólo desierto! Espera, que luego de esa lomita, seguro la vemos. Más desierto. Sigamos a la siguiente lomita… más desierto. ¡Otra lomita, la última! Más desierto, pero… allá, como a dos kilómetros adelante, hay una especie de “barrera” de plantas… ¡Los manglares! Ya falta poco, poquito, menos de una hora, sí.


Once y diez de la mañana, de cara con el mangle… Genial, y ahora… ¿por dónde pasamos? Nada, habrá que rodearlo… ¿izquierda o derecha? Izquierda (y la bocana estaba a la derecha). Avanzar un poco, atravesar charcos de agua tibia y estancada, con la promesa de comprar luego alguna versión de "canestén" en loción. Un claro…

La imagen más bonita del día, lo talones adoloridos nunca importan tanto como esto.
Don Pedro Pablo, pescador, natural de La Unión y experto en asuntos de visitantes perdidos, amarró juntas dos balsitas de esas en las que Carla había prometido nunca subirse, y nos pasó al otro lado.

Luego nos guió hasta el mar… belleza. Prometió recogernos a las 2:30... San Pedro era todo nuestro, y al diablo lo demás, incluso esas molestas ampollas en los pies de Carla, gracias a sus playerísimas sandalias. ¿Yo? Muy bien.

Algunas monedas para don Pedro Pablo, nunca suficientes para compensar su amabilidad. Además de regresarnos a la entrada de los manglares, nos acompañó un poco en el desierto, guiándonos por un camino sin agua estancada. Nos veremos pronto señor, tengo un amigo alto, muy alto, a quien le encantaría venir por aquí (ve tú a saber por qué se me ocurrió pensar en él).
Las ampollas de Carla le hacían ver el camino de regreso más lejos de lo que en realidad estaba. Confía en mi sentido de la ubicación, hija, y toma, ponte mis botines de montaña, y mis medias (¿total?...), a ver si así te duelen menos los pies. ¿Listo? Sigamos…

A este paso la hacemos en cuatro horas, y aún menos. Ya nos enteraremos de la carretera cuando estemos en ella. ¿Aún queda agua? Bien. Oh, life is bigger… it’s bigger than you and you are not me…
Animadas por la canción, empezamos a andar más rápido… Losing my religion, trying to keep up with you… y más rápido, entonces quizás lleguemos antes de lo previsto. ¡Así no va la letra! Ya da igual, ¿quiénes te van a decir algo? ¿Los gallinazos?... Gallinazos, de pronto estos buitres enanos salieron de todas partes, volando sobre nuestras cabezas. Un segundo de “¿por qué?” y varios minutos de carcajadas… ¡Estos bichos creen que vamos a morir, que estamos agonizando!
Mejor ir calladitas… ¡Nooo! Sigamos cantando, ¿te sabes alguna de Green Day?
Una camioneta llena de hombres nos pasó en el camino, y paró a diez metros. Ni loca. Hum… aunque podrían ser pescadores, entonces no habría problema. Empiezo a correr hacia ella (confío que Carla hará lo mismo). Veo que también hay niños y hombres mayores… y redes, y gorritas, y tal… sí, son pescadores.

¿Qué tal, muchachas? ¿De dónde son? ¿De Piura? ¿Periodista? ¡Qué bien! ¿Estudiante de Psicología? Mira tú. Estamos aquí desde las cinco, hemos tenido pesca regular, a veces es mejor. Las jabas llenas de pescado van bajo nuestros pies, cubiertas de redes. Los niños colaboran porque están de vacaciones, pero dicen los grandes que sobretodo toman sol. Risas.
En poco rato pasamos la cantera. Lo era, la abandonaron porque el “confitillo” (piedra de construcción, para mezclar con el cemento) empezó a salir de mala calidad. Bueno, ¿y ahora? El motor que está malo desde ayer. ¡Todos los hombres, bajen a empujar! ¿Nosotras? Tomando fotos, y aprovechando nuestra condición de “frágiles damiselas”. Dicen los pescadores que jamás harían andando el camino hasta la playa, como nosotras (sonrisa de satisfacción).

¡Adiós, chicos! ¡Algún día iremos a Vice! ¡Gracias por todo! ¿Y ahora? A buscar comida… ¡Pescado, pescado, pescadooooo!!!!

En la ciudad
(ya me cansé, sigo luego)

Comentarios

Anónimo dijo…
Te veo potencial para ser la chica de la semana en mi blog. Pero No he visto una foto adecuada. Cuando publiques una foto tuya adecuada me pasas la voz. ¿ya?
www.vomitandobilis.blogspot.com

Nietzsche.

pd:escribo en anonymous porque no estoy en mi PC.Un beso.
Por vez primera he leído tu blog. Sigue escribiendo, estoy seguro que al fin y al cabo encontrarás tu estilo y nos podrás entretener con tu valiosa producción.

Voy a proponer a mis alumnos que lean Desde mis ojos para que, como recurso, les sugiera una forma original que les recuerde su paseo de estudios a Sechura, realizado los días 15 y 16 de octubre del 2005.

En otras palabras, quiero demostrarte que todo esfuerzo que hagamos no se pierde en el vacío.

Si deseas contactar conmigo escríbeme a carhuare_2@hotmail.com
o bien entra a la página www.colegiosanignacio.edu.pe/abp

Atentamente,

Carlos Alberto
Anónimo dijo…
hola solo quiero decirte que ta bacan tu pagina, me recuerda al paseo que tuvimos a Sechura,hace poco tiempo.
Chevere este blogger porque qui puedo ver lo que no conoci de Sechura.
Mamá de 2 dijo…
Wow, chicos, me halagan en verdad. ¡Gracias por sus comentarios! En realidad me esfuerzo mucho para publicar lo que conozco, me alegra que lo disfruten.

Un abrazo, seguiré en la producción.
Elías López dijo…
Hola felicito a Angela por ese maravilloso trabajo de divulgación de la realida de nuestros pueblos del alto piura me refiero: a arenales y todo lo que es andino central creo que debemos potenciar y mas aún insistir en la mejora del medio de vida de esa población, me gustaría participar en una vigorosa reforestación e irrigación de toda la meseta andina de Piura esècialmente Chalaco, Santo Domingo, Frías y Pacaipampa saludos y exitos Angela

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