Ofi-patera


Supe hace pocas lunas de un comentario desafortunado, concebido sin embargo a condición de ser gracioso y edificante, ya sabes, esa terminología oenegera con la que últimamente se pretende renombrar al mundo.

Sucedió cuando A1, prestigioso técnico en cooperación de una aún más prestigiosa Organización No Gubernamental para el Desarrollo, preguntó a B1, igualmente técnica de prestigio pero con “perfil bajo”, por los últimos acontecimientos de su “oficina patera”.

Ahora bien, es preciso explicar situaciones y aclarar conceptos. Así pues:

B1 dirige (por así decirlo) una ONGD donde actualmente trabajan un africano, una colombiana y una ecuatoriana, además de los vascos y vascas de rigor. Es preciso señalar que los tres extranjeros anteriormente mencionados laboran sin presión y bajo un ya popular convenio de prácticas, por tres motivos bien claros:

MOTIVO UNO:

Los tres tienen visado de estudios, al igual que esta servidora, por tanto su proceso de contratación normal se ha visto sujeto a trámites interminables (y en esas andan). Como son seres humanos que necesitan comer, vestir y pagar el piso, se les retribuye con cierta justicia por horas de trabajo, aunque ellos son conscientes de que para completar el costo de la canasta básica deben mantener a la vez un digno “curro de inmigrante” (es decir, servicio doméstico, cuidado de personas y albañilería). En negro, por supuesto.

MOTIVO DOS:

Toda la buena fe de B1 se va al garete cuando se topa con los tomadores de decisiones de la sede central.

MOTIVO TRES:

El convenio de prácticas es ABSOLUTAMENTE LEGAL y toda persona tiene derecho legítimo a trabajar, aunque sea bajo esa modalidad, en tanto su majestad la Administración no permita mayores maniobras.

Luego, PATERA:

Nombre con que coloquialmente se conoce a las lanchas de pesca que llegan a las costas españolas (del sur de la Península o de Islas Canarias) desde Marruecos y Senegal, cargadas de inmigrantes sin papeles, en su mayoría subsaharianos (o sea, negros), aunque también marroquíes, argelinos y mauritanos.

Esta proeza (porque lo es) muchas veces no llega a buen fin. Muchos mueren ahogados en el estrecho de Gibraltar o en alta mar. Quienes pisan tierra son atendidos por trabajadores de Cruz Roja, e inmediatamente después, puestos en cuarentena. Corren riesgo de ser retenidos o devueltos a sus países. Debo agregar que el hacerse al mar no es el mayor riesgo que corren, pues muchos de ellos (y ellas) deben cruzar andando varias fronteras, zonas en guerra, desiertos, etcétera.

Como dice un buen amigo navarro, nadie mejor que estas personas para llevar en alto la categoría de españoles y europeos, pues tienen muchísimo más valor que algunos vecinos suyos.

Por lo tanto:

Si "grupo de extranjeros que trabajan en una oficina" hacen que ese lugar sea una "oficina-patera", y

"Patera", a secas, es "una barca llena de extranjeros que ingresan a España de manera ilegal", entonces

¿Oficina-patera define a un montón heterogéneo de extranjeros que trabajan en un centro laboral español de manera ilegal?

Ahora bien, ¿qué le da la “ilegalidad” a un grupo de extranjeros: el tipo de contrato que tienen o el hecho de ser extranjeros? Porque la verdad no me queda muy claro...

Y me pregunto, con muchísima malicia: ¿Una mansión donde sirven dos colombianas y un turco, es una mansión-patera? ¿Un equipo de albañiles compuesto por peruanos y nigerianos, es un equipo-patera? Me parece que no, lo cual me lleva a pensar que en la idiosincrasia local existe una tendencia a "no fijarse" en los extranjeros sólo "cuando éstos se encuentran bien situados en el lugar donde les corresponde estar”, es decir, limpiando casas, cuidando personas o picando asfalto. Cualquier otra situación, por lo visto, merece burla, sospecha y murmuración.

Por último, que hombres y mujeres llegados en pateras sean capaces de reírse de aquella experiencia (cosa poco usual, a decir verdad), vale, pero ¿con qué derecho nosotros, todos los demás?

Puf...

Da un poco de asco que personas relacionadas con la solidaridad, la denuncia y la lucha social, sean incapaces de pensar bien antes de abrir la boca, siquiera para mostrar coherencia en este mundillo tan de apariencias, digo yo.

Comentarios

José Soriano dijo…
Aunque le encuentro al final tan llena de prejuicios como a quienes denuncia.
"Y me pregunto, con muchísima malicia: ¿Una mansión donde sirven dos colombianas y un turco, es una mansión-patera? ¿Un equipo de albañiles compuesto por peruanos y nigerianos, es un equipo-patera? Me parece que no, lo cual me lleva a pensar que a nadie llaman la atención los extranjeros cuando éstos se encuentran bien situados en el lugar donde “les corresponde estar”, es decir, limpiando casas, cuidando personas o picando asfalto. Todo lo demás, por lo visto, merece burla, sospecha y murmuración."
¿Que desea que la "blanqueen" ? O sea que su objetivo es que no la confundan con un equipo de albañiles compuesto por peruanos y nigerianos...
Hummm... la ONG siempre están llenas de sorpresas pues encima están llenas de gente con formación que no puede permitirse esos deslices....
Mamá de 2 dijo…
Conozco un chico senegalés que vende calcetines por el casco viejo de Bilbao. He conversado con él varias veces y es una gozada. Pero claro, en su situación, la única opción posible es seguir vendiendo calcetines por la calle. A pocas personas les importa que hable francés, wólof, árabe e inglés...

Estimado José, creo que me ha malinterpretado. No tengo prejuicios respecto al trabajo "para inmigrantes". De hecho, como muchos otros, yo también tengo un "trabajo de inmigrante", que es, por cierto, bastante más grato que mis pininos en una u otra ONGD.

Puedo tolerar, en todo caso, que una familia española promedio encuentre llamativo ver a una sudamericana en algún tipo de labor más "especializada" que cuidar viejecitas, pero que el tipo de trabajo que un extranjero hace llame la atención de personas comprometidas con el desarrollo y la integración, al punto de generar curiosas "denominaciones", jode y mucho (me va a perdonar por la expresión).

Mis diferencias raciales son absolutamente evidentes, así que nadie me va a "blanquear". En algún otro post hablo de cómo los extranjeros nos reconocemos por la calle y nos hacemos señales de complicidad ya bastante fáciles de interpretar. Sin embargo, me duele mucho que exista una idea determinante respecto al tipo de trabajo que podemos llegar a hacer, sin tener en cuenta nuestras capacidades. Y me duele que esto también suceda en mi propio país, entre clases sociales.

Gracias por su visita.
A A1 deberían mandarlo en una patera...

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