Como un disco - by Dead or Alive
Entre despedidas del trabajo, mensajes diplomáticos con mi último “choque y fuga”, de hace dos meses (¡puf!), el encargo amoroso de acoger al grupo de mejores amigos de un adorable ex novio, cuando los muchachones treintañeros pasaran por Cusco, malos ratos gracias a la gente de PERURAIL y alucinantes visiones en Machu Picchu (con ayuda “externa”, claro está), conocí una mirada intimidante, una sonrisa acogedora, una evocación de aquella incapacidad de no poder hablarle, ni verle a los ojos, sin poner cara de idiota y muchas, muchas ganas de saber qué hay más allá, de volverte a ver, aunque no me provoques ganas de besarte, sino de conocerte, sin nada físico que llegue a arruinar tal nivel de contemplación-admiración-curiosidad, y sigo matándome de risa, que estás buenísimo, tío (tío por tío y por las canas).
En fin, visiones que a veces suceden. Pero es del grupo “prohibido”, de los mejores amigos del adorable ex. En fin, me ha llamado la atención esto de sentirme “intimidada” por un hombre. Hace años que no me pasaba, muchos años en verdad. Tengo la sensación de desconcierto-ilusión que solía patearme la panza cuando jovencita universitaria, cada vez que ese grandote de ingeniería pasaba a mi lado, sin saludarme. Una niña tonta y muda, como si el tiempo pasara en vano.
Me siento toda una “reina”, como me hacen sentir siempre ese par de preciosos amigos homosexuales que tengo en Piura. Una “drag queen”, feliz, asexuada, intimidada, con ganas de reír todo el tiempo, sin ninguna esperanza, ni gana alguna de tener esperanzas. Me bailan todos los parásitos de la tripa, obtenidos tras años de trabajo en campo, me sigo riendo como estúpida, sin más, y quiero tener tu número privado, cariño, aunque ya lo tengo, ¡já!, y creo que te envié mis señales, porque siempre ando enviando señales sin darme cuenta o sin querer… Esta vez espero que no, pues no quería coquetear contigo (¡qué horror me da pensar que puedas pensar que soy una coqueta!)… ¡Me haces dar mil vueltas! Y sólo tus ojos, hombre, imagínate lo que pasaba cuando me abrazabas para la foto, ¡Ay! Pero mira tú, pese a verme aquí totalmente hormonal (que puede ser, porque estoy en la "etapa" y me das morbo, para qué lo voy a negar), siento sólo deseos de decir, de escribir, de sacar, de qué sé yo, porque me alegra estar pícaramente contenta, sabiendo que, pese a no haber cambiado las cosas en mi corazón, mi corazón no ha perdido la capacidad de entretenerse y montarse historias, aunque todos mis adorables ex se hayan empeñado en aplicarle torturas chinas de lo más diversas, hasta el más bueno, buenisisísimo, que tú conoces, dejándomelo todo roto (destajado) y asustadizo, al pobre.
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En fin, visiones que a veces suceden. Pero es del grupo “prohibido”, de los mejores amigos del adorable ex. En fin, me ha llamado la atención esto de sentirme “intimidada” por un hombre. Hace años que no me pasaba, muchos años en verdad. Tengo la sensación de desconcierto-ilusión que solía patearme la panza cuando jovencita universitaria, cada vez que ese grandote de ingeniería pasaba a mi lado, sin saludarme. Una niña tonta y muda, como si el tiempo pasara en vano.
Me siento toda una “reina”, como me hacen sentir siempre ese par de preciosos amigos homosexuales que tengo en Piura. Una “drag queen”, feliz, asexuada, intimidada, con ganas de reír todo el tiempo, sin ninguna esperanza, ni gana alguna de tener esperanzas. Me bailan todos los parásitos de la tripa, obtenidos tras años de trabajo en campo, me sigo riendo como estúpida, sin más, y quiero tener tu número privado, cariño, aunque ya lo tengo, ¡já!, y creo que te envié mis señales, porque siempre ando enviando señales sin darme cuenta o sin querer… Esta vez espero que no, pues no quería coquetear contigo (¡qué horror me da pensar que puedas pensar que soy una coqueta!)… ¡Me haces dar mil vueltas! Y sólo tus ojos, hombre, imagínate lo que pasaba cuando me abrazabas para la foto, ¡Ay! Pero mira tú, pese a verme aquí totalmente hormonal (que puede ser, porque estoy en la "etapa" y me das morbo, para qué lo voy a negar), siento sólo deseos de decir, de escribir, de sacar, de qué sé yo, porque me alegra estar pícaramente contenta, sabiendo que, pese a no haber cambiado las cosas en mi corazón, mi corazón no ha perdido la capacidad de entretenerse y montarse historias, aunque todos mis adorables ex se hayan empeñado en aplicarle torturas chinas de lo más diversas, hasta el más bueno, buenisisísimo, que tú conoces, dejándomelo todo roto (destajado) y asustadizo, al pobre.
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Pero igual, ya sabes que me resulta casi imposible dejar de sonreír (salvo cuando me paso de mojitos, me pongo mala del estómago y vomito sobre el más dulce, bueno y confiable de tus amigos... ¿o fue sobre ti?)…
Y nada, ya está, todo tranquilo. ¡Qué buen desfogue, caray!
Y nada, ya está, todo tranquilo. ¡Qué buen desfogue, caray!
Comentarios
Nos leemos.
Un abrazo!
You spin me right round, baby, right round, like a record baby, right round, right round... yeah
(el "error" es completamente voluntario)...
Debe ser la locura en general, que siempre es igual, aunque diferente. Las lentejuelas son la alegría más tierna en noches luminosas, de amigos amados y amigas que jamás fallarán... Caos, amor es amor, da igual quién por quién.
No, corazón, no es en absoluto descabellado. Es alegría y ganas de dar saltitos por allí, pues estar enamorado es bonito, aunque sepas que da igual cuánto dure (y que es mejor que dure poco y que él/ella no se entere, porque sabemos que eso sólo nos hará sufrir, corresponda al afecto o no).
Ese día respiré por primera vez en mucho tiempo y lo agradezco de corazón.
Juergas. Te quiero, hermanito precioso. Un abrazo.