Rosa providencial
No sé si me pica despacio porque soy quien le da de comer, o porque aún está pequeña. Lo cierto es que algunas personas han notado que conmigo es menos agresiva que con los demás. Claro, menos agresiva cuando hay nuevos extraños presentes, porque cuando estamos solas, en mi habitación, hay una verdadera guerra declarada.
Cuando Walter me la obsequió para que la críe, pues “me gustan los bichos extraños”, tenía un poco de miedo. Sé muy poco de crianza de aves, alguna vez papá y yo rescatamos una lechuza adulta, de unos 30 cm., y picaba aún estando débil (la costumbre arraigada de apedrearlas por “demoníacas”, que tiene alguna gente). Pero éste, según mi amigo, era un polluelo. En fin, a ver qué se puede hacer, por lo menos hasta que esté más grande y pueda largarse.
La llevó a la oficina hace un mes, en una cajita, y era realmente preciosa. Una miniatura perfecta, de 8 cm. de alto (ahora mide 10 cm.). Todos hicieron fiesta al verla, hasta las más conservadoras, que creían encontrarse con un animalejo horrible, agresivo, ¡la personificación del mal!
Afortunadamente, por aquí en proyectos ya estamos acostumbradas a tantas guerreadas, que la pequeñita nos resultó a todos “dulcisisísima”. Afortunadamente, además, hay algunos biólogos que se ofrecieron a buscar información necesaria para que no muriera en el intento de crecer con un guardián humano (es decir, yo).
“Es una paca-paca”, me dijo Luchito, un “mochuelo peruano”. Sé que los mochuelos son lechuzas pequeñas, aunque también les llaman así a los polluelos de lechuza y búho. También sé que Palas Atenea era representada con un mochuelo mediterráneo en el hombro, más grande que la paca-paca criolla, pero mochuelo a fin y al cabo. Es decir, mejor mascota no puede haber en el mundo para esta humilde servidora…
La lechuza en cuestión no crecerá más de 15 cm. y, a diferencia de sus parientes más grandes, no nacen de a dos y viven una promiscuidad muy acorde con sus necesidades de supervivencia. Buen dato, pues entonces, para cuando la soltara, tendría menos problemas en reincorporarse a la vida silvestre.
Me dijeron que debía enseñarle a cazar, que poco a poco le fuera soltando presas grandes, para que las destrozara, y luego vivas, para que las matara ella misma. Hasta ahora estoy pensando en que deberé hacer de tripas corazón, e invertir mis soles en ratones albinos, o salir a perseguir lagartijas… pero, gracias a Dios, todavía no ha llegado ese momento.
Por ahora, la paca-paca permanece en mi habitación cual princesa cautiva: sólo la suelto de la jaula cuando hago la siesta, para que revolotee entre 4 paredes, y la alimento 3 veces al día. A veces, cuando llego de comprarle carne de pollo, me da un poco de cargo de conciencia saber que hay gente que ya quisiera poder comer eso que le estoy dando al bicho éste. Pero bueno, si me voy a complicar por la moralidad de mis actos más mínimos, mejor me suicido de una vez, que así no se puede vivir.
Ahora que está un poco acostumbrada a mí, me gustaría poder sacarla en las noches y que revolotee un poco, pero recelo de los gavilanes y hasta de los pajaritos. Según Walter, la rescató cuando un grupo de avecillas cantoras de Piura (negros y chilalos) pretendían almorzársela, o sólo matarla, por instinto, porque saben que es “el enemigo”. Así que, ni hablar por ahora.
Otro motivo por el cual no la suelto a gusto es porque el buen hombre que me prestó la jaula, y que la cuida los fines de semana, tuvo a bien recortarle las plumas de las alas, para que no escape. Cierto es que me rompió el corazón con tal acción, pero me sentí medianamente presionada (no daré más explicaciones respecto a esto).
Ha sido la sensación de propios y extraños. Me han ayudado con su alimentación compañeros de oficina, padres de mi enamorado, músicos alternativos, mejores amigos, etc. Ahí sigue la paca-paca, que no tiene nombre porque no es mía, y en cualquier momento se va y será mejor para ella, que cualquier cuidado humano.
Pero ni siquiera destroza sus presas, quizás porque no ha visto a un adulto de su especie haciéndolo. Ayer comprobé, luego de un gran susto, que es todavía bastante vulnerable.
La estaba alimentando con carne nueva, aprovechando que venía con venitas y algo de sangre. Entre los tantos bocados que engulló con impaciencia, le alcancé uno bastante grueso, que sostuvo sólo con la punta del pico.
Por mucho rato estuvo con la presa colgando, y pensé que se animaría a desmembrarla con las garras. Pero no… Antes de que pudiera hacer algo, la tragó entera…
De pronto sus plumas se erizaron, abrió muchísimo los ojos y empezó a querer regurgitar. Quise sacarla de la jaula, para ayudarla, pero como buen animal en peligro, se puso más agresiva que de costumbre. Se arrinconó en la jaula, aún con las plumas erizadas.
En ese momento, ya bastante asustada por la evidente asfixia de mi mascota-compañera, vi que en la cómoda, junto a mí, había una rosa seca, con el tallo roto por la mudanza, y la franela que uso como techito de la jaula, cuando la pongo junto a la ventana.
Pese a toda su voluntad y los rasguñones que aún me duelen en los dedos, saqué a la paca-paca de la jaula, la envolví en la franela, para sostenerla con mayor firmeza, y usé el tallo de la rosa como un ganchito, para ayudarla en sus intentos de vomitar la carne.
Lo conseguimos.
Yo no pude dormir hasta que no comprobé que estaba del todo bien. Ella durmió tranquila y esta mañana despertó con el mismo ímpetu de siempre, gracias a Dios. Comió frenética, pero ya bocados más pequeños y yo, me vine al trabajo. Creo que este es el primer día de la semana en que me he animado a desayunar.
P.D.: Gracias por las rosas…
Comentarios
He llegado a querer mucho a esta pequeña paca paca, amiga paca paca, compañerita bonita de noches tristes.
Pero ella es parte de una historia que debo cerrar.
Adiós, paca paca...
Me llamo Stanley y soy de Lima. Soy practicante de cetreria y a la vez soy aficionado a todas las aves rapaces.
Tengo un amigo aca que tiene un zoocriadero especializado en aves rapaces. Ademas tambien puede ensenarle las herramientas adecuadas para reinsertar a la paca-paca a la vida silvestre.
Contactame a mi email stanalfa@gmail.com
Quiza podamos ver como darle una mejor calidad de vida a esa ave.
Saludos,
Stanley