Txikis
Acerca de la madurez
Lucía empezó a hacerse mayor esa madrugada en que tuvo que acompañar a su gatita agonizante.
Luego de varios paros cardíacos, tembladeras y tensiones, la abrazó fuerte y en vez de desear con todo su corazón que se curara, como lo habría hecho cualquier niño que se precie de serlo, empezó a decirle bajito y con cariño: “Bonita mía, por favor, muérete ya, muérete rapidito y tranquila, así te va a dejar de doler”.
Acerca de la gratitud
Este mes he recibido dos e-mails terriblemente hirientes, que tienen dos detalles en común: ambos vienen de mujeres y en ambos se pone en duda mi capacidad de agradecimiento, por varios motivos que las remitentes no escatiman en explicitar, acompañados de una serie de valoraciones negativas que me da pereza reproducir.
Lo que no entiendo bien es hasta qué punto la persona receptora de uno o varios “favores”, se ve comprometida a mantener vínculos cercanos, callar ante situaciones injustas, aceptar regalos que nunca pidió y manifestar total disposición cada tres por cuatro.
Yo pensé que bastaba con una lealtad vertebral, pese a palabras y acciones distantes. Que no se necesitaba título, ni número de serie.
Cuando curé a la paca-paca, hace algunos años, y la dejé ir, no esperé que anidara en mi ventana, ni que volviera a mí cada fin de semana (en tal caso, le habría aplicado cetrería). Me bastó con verla volar…
Acerca del amor
Pese a haber leído cientos de veces “La Sirenita” de Hans Christian Andersen, y visto otras tantas la película en animación japonesa, no entendí la moraleja hasta muchos años (y golpes) después: enamórate de una criatura de tu misma especie, pues los seres diferentes no comprenderán tu cariño y te harán sufrir.
Por lo menos no nos hemos convertido en espuma, a día de hoy.
Acerca de las rupturas
Deberíamos aprender a romper. No hay un protocolo estipulado, pero sería bueno que asumiéramos como regla general una condición indispensable: no herir a la persona que estamos dejando atrás, culpándola de nuestra decisión y condicionando su autoestima de por vida. Ya bastante hacemos con no quererla.
Acerca del perdón
Lamento todas las lágrimas derramadas por culpa mía. Espero poder demostrar mi arrepentimiento a la cara, con hechos y palabras. La vida es corta…
Acerca de una canción
Escuché la melodía en misa, cuando era pequeñita y acompañaba a mi abuela. Era una forma simpática de rezar el Padre Nuestro.
Tiempo después, mi profesora de teclado me la hizo aprender en versión solfeada e interpretada. Supe que se llamaba “El sonido del silencio”.
Silencio. A veces sólo basta el silencio.
Lucía empezó a hacerse mayor esa madrugada en que tuvo que acompañar a su gatita agonizante.
Luego de varios paros cardíacos, tembladeras y tensiones, la abrazó fuerte y en vez de desear con todo su corazón que se curara, como lo habría hecho cualquier niño que se precie de serlo, empezó a decirle bajito y con cariño: “Bonita mía, por favor, muérete ya, muérete rapidito y tranquila, así te va a dejar de doler”.
Acerca de la gratitud
Este mes he recibido dos e-mails terriblemente hirientes, que tienen dos detalles en común: ambos vienen de mujeres y en ambos se pone en duda mi capacidad de agradecimiento, por varios motivos que las remitentes no escatiman en explicitar, acompañados de una serie de valoraciones negativas que me da pereza reproducir.
Lo que no entiendo bien es hasta qué punto la persona receptora de uno o varios “favores”, se ve comprometida a mantener vínculos cercanos, callar ante situaciones injustas, aceptar regalos que nunca pidió y manifestar total disposición cada tres por cuatro.
Yo pensé que bastaba con una lealtad vertebral, pese a palabras y acciones distantes. Que no se necesitaba título, ni número de serie.
Cuando curé a la paca-paca, hace algunos años, y la dejé ir, no esperé que anidara en mi ventana, ni que volviera a mí cada fin de semana (en tal caso, le habría aplicado cetrería). Me bastó con verla volar…
Acerca del amor
Pese a haber leído cientos de veces “La Sirenita” de Hans Christian Andersen, y visto otras tantas la película en animación japonesa, no entendí la moraleja hasta muchos años (y golpes) después: enamórate de una criatura de tu misma especie, pues los seres diferentes no comprenderán tu cariño y te harán sufrir.
Por lo menos no nos hemos convertido en espuma, a día de hoy.
Acerca de las rupturas
Deberíamos aprender a romper. No hay un protocolo estipulado, pero sería bueno que asumiéramos como regla general una condición indispensable: no herir a la persona que estamos dejando atrás, culpándola de nuestra decisión y condicionando su autoestima de por vida. Ya bastante hacemos con no quererla.
Acerca del perdón
Lamento todas las lágrimas derramadas por culpa mía. Espero poder demostrar mi arrepentimiento a la cara, con hechos y palabras. La vida es corta…
Acerca de una canción
Escuché la melodía en misa, cuando era pequeñita y acompañaba a mi abuela. Era una forma simpática de rezar el Padre Nuestro.
Tiempo después, mi profesora de teclado me la hizo aprender en versión solfeada e interpretada. Supe que se llamaba “El sonido del silencio”.
Silencio. A veces sólo basta el silencio.
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Comentarios
Somos humanos tenemos que aprender, y comprender que no todos tienen la misma sensibilidad, ni criterios de valoracion.
Y una vez que entendemos los defectos de fabrica especificos.... pasar de ellos, no queda otra.