A ∩ B = {x E U / x E A y x E B}

Lucía te estaba esperando. Lucía me decía: él vendrá. Y sonreía, porque estabas cerca y podía escuchar tus susurros, aún sin verte, ni oírte. El amor es así. Sonreía con suavidad, reprimiendo las carcajadas, pues a esas alturas la pobre ya tenía miedo, tanto miedo de sentirse feliz…

Sin embargo, sabía: al mirar sus ojos, reconoceré a aquél en quien puedo confiar y no tendré más miedo de reír.

Te estaba esperando.

Repartió pedacitos de su corazón, porque sabía que así su amor por ti crecería. Que el cariño más puro crece entregándose y no espera retribución. Pensaba en ti, en el brillo de tu rostro al contemplarla dando saltitos, como un pajarito, repartiendo ilusión, besos y alegría.

Aún te espera.

Quería estar curada para ti, me dijo. Quería ser capaz de andar por sí sola y así no obligarte a llevar encima sus cargas. Bastante hacías con querer compartir tu corazón con ella, bastante con no tenerle miedo. Quería ser importante, quería ser sabia, quería llegar al nivel que seguramente tendrías, para que te sintieras orgulloso de ella a donde fueras, para que la llevaras de la mano sin vergüenza alguna, por cada rincón del mundo.

Lucía reconocía, además, sus propias carencias y deberes. Respetaba sus afectos y compromisos y aseguraba: él los respetará también, como yo los suyos. Es que te conocía, Alejandro, desde sus sueños y sus recuerdos, te conocía.

La ayudarías a llegar lejos. Te ayudaría a llegar lejos. Tendrían paz y, poco a poco, la felicidad se iría asomando en sus rostros, saldría de la fantasía, les pertenecería, la dibujarían con sus dedos en el aire, el agua, el día a día, ella al escribir y describir, tú al observar y exponer. Ambos, en lo ordinario, en lo que les gustara, sin pensar en la eternidad, pero confiando en no volver a perderse. Luchando por ello.

Te esperó mucho tiempo.

Y fue descartando los días y descascarando su alma llena de aprendizajes e ingratitudes inesperadas, esperadas, forzadas, inútiles. Ella pensaba que su amor por ti y los suyos la haría invencible, invulnerable. Se equivocó, Alejandro. Se equivocó y no se dio cuenta, ni siquiera el día que, cansada, susurró: quiero dormir.

Lloré pidiéndole, implorándole: ¡No te duermas, cariño! ¡No te duermas, por favor! Él puede llegar en cualquier momento. Él está cerca.

Sí, me respondió. Sé que está cerca. Pero me duele. Siento que debo dormir.

Me confió sus afectos, perfumó su habitación, se puso linda, muy linda, por si llegabas antes de despertar, así la verías tan bonita, como una princesita de piel cobriza, como un ángel de cabello negro. Se durmió sonriendo, para que veas su sonrisa apenas llegar, si aparecías antes de despertar.

Sabía que vendrías. Aún dormida, te esperó.

Ahí está ahora, querido mío. Ahí está, para ti. Mírala, sonríe aún más, sabe que estás aquí. No tengas miedo, siempre ha estado contigo.

Llévala en tus brazos, protégela en el camino, pues querrán distraerte, querrán despertarla. No le permitas despertar hasta que estén ambos lejos, muy lejos. Procura ser tú el primer rostro, la primera sonrisa que vea al abrir los ojos. Procura abrazarla sin temor, sin prejuicio. Procura hacerle sentir que el sueño, sus lágrimas, las heridas, todo, todo ha valido la pena.

Vete con ella, mi buen hombre, y cura sus alas, cura sus ojos, cura su sonrisa. Cuida de ella. Cuídala mucho, por favor.

Comentarios

Anónimo dijo…
Complicada, subrealista pero bonita historia en la que vi amor puro, desinteresado, esperanza, muerte y amor eterno finalmente. Me gusto la musica, una opera rock fascinante.. "Mi caida sera por ti, mi amor estara en ti y si eres tu la que me corta, sangrare eternamente!" Lo que no entendi fue tu formula! Un abrazo.
Mamá de 2 dijo…
Shhh...Hablemos bajito, que Lucía está durmiendo, soy yo quien escribe por ella.
"X" es el momento de encuentro.
Gracias por tu comentario. Esa canción es increíble. Uno nunca espera ser dañado por quienes quiere, ¿verdad?
Un abrazo.

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