Ensayando
Hoy me siento algo intolerante. Teorizar. Acabo de quitarme de encima un trabajo de la maestría, quedan cinco o seis (mejor que sobre).
Quería contar algo que tal vez no te interese, pero me da pereza contar. Muchas cosas me dan pereza últimamente, ojalá no se trate de algo crónico. Extraño, pues no han sido días objetivamente malos. Agotadores, eso sí. Malos, no. Casi nunca lo son, a decir verdad.
Necesitaba escribir, no sé bien de qué. He reconocido recientemente el poder catalizador de mis post. Puedo estar muriendo debido a un temilla complicado o doloroso, me esfuerzo en convertirlo en letras y de pronto, ¡zás!, efecto sanador, se acabó la parte amarga del problema. Luego ya queda resolverlo, pero eso se da mucho mejor sin conflictos internos.
Sin embargo, no estoy segura de lo que quiero decir, ni siquiera si es pertinente (a buena hora se me ocurre pensar en la pertinencia de lo que publico). Tal vez sería más necesario tomar aire y armar algún texto simpático con información sobre lo que todo inmigrante por estudios debe saber acerca de los contratos de trabajo a media jornada en España (para estar preparado, sin perder la fe). Ya lo haré, ya lo haré, será en bien de la comunidad.
Por ahora, prefiero dejar para mañana lo que ya tocará enfrentar mañana. Tengo sueño, la semana ha sido dura. Desearía tener tiempo para aburrirme, respirar, ir a correr por ahí y salir de embrollos en los que me he metido con todo brillo y terquedad (¿Impertinencia? ¿Impetuosidad?).
Es triste, pero veo una parte de lo alcanzado y me avergüenza haber sentido tanto gusto al principio, cuando recién lo obtuve (cuidado con lo que persigas, puede que lo consigas, ya dicho una y otra y otra y otra y otra y otra vez).
Mañana, todos los trabajos juntos, pero bien. El lunes, a clase. Habría sido bonito salir por ahí de vacaciones… Ya habrá tiempo, ya habrá tiempo. Mi vida es un ir y venir del carajo, pero mira, a los viajes les suelo esperar con paciencia. Tal vez es el deseo escondido de “detenerme” en algún momento… De encontrar los motivos necesarios, las razones adecuadas, la compensación, los medios, los recursos, las palabras, la contraparte (la jodida contraparte), el lugar, ese lugar.
No me gusta la Stefan, ni mucho la canción, ¡aunque el muchachote que sale por ahí está para comérselo en sándwich!. Es nostalgia pura y dura. ¡Purita nostalgia, mamá, purititíta! Y de la buena, además.
Un día de estos llegaré por fin a mi límite de resistencia a la vacuidad… ¿Llegaré viva? Sí, seguro. ¿Llegaré completa?... ¿Llegaré… sana?
Quería contar algo que tal vez no te interese, pero me da pereza contar. Muchas cosas me dan pereza últimamente, ojalá no se trate de algo crónico. Extraño, pues no han sido días objetivamente malos. Agotadores, eso sí. Malos, no. Casi nunca lo son, a decir verdad.
Necesitaba escribir, no sé bien de qué. He reconocido recientemente el poder catalizador de mis post. Puedo estar muriendo debido a un temilla complicado o doloroso, me esfuerzo en convertirlo en letras y de pronto, ¡zás!, efecto sanador, se acabó la parte amarga del problema. Luego ya queda resolverlo, pero eso se da mucho mejor sin conflictos internos.
Sin embargo, no estoy segura de lo que quiero decir, ni siquiera si es pertinente (a buena hora se me ocurre pensar en la pertinencia de lo que publico). Tal vez sería más necesario tomar aire y armar algún texto simpático con información sobre lo que todo inmigrante por estudios debe saber acerca de los contratos de trabajo a media jornada en España (para estar preparado, sin perder la fe). Ya lo haré, ya lo haré, será en bien de la comunidad.
Por ahora, prefiero dejar para mañana lo que ya tocará enfrentar mañana. Tengo sueño, la semana ha sido dura. Desearía tener tiempo para aburrirme, respirar, ir a correr por ahí y salir de embrollos en los que me he metido con todo brillo y terquedad (¿Impertinencia? ¿Impetuosidad?).
Es triste, pero veo una parte de lo alcanzado y me avergüenza haber sentido tanto gusto al principio, cuando recién lo obtuve (cuidado con lo que persigas, puede que lo consigas, ya dicho una y otra y otra y otra y otra y otra vez).
Mañana, todos los trabajos juntos, pero bien. El lunes, a clase. Habría sido bonito salir por ahí de vacaciones… Ya habrá tiempo, ya habrá tiempo. Mi vida es un ir y venir del carajo, pero mira, a los viajes les suelo esperar con paciencia. Tal vez es el deseo escondido de “detenerme” en algún momento… De encontrar los motivos necesarios, las razones adecuadas, la compensación, los medios, los recursos, las palabras, la contraparte (la jodida contraparte), el lugar, ese lugar.
No me gusta la Stefan, ni mucho la canción, ¡aunque el muchachote que sale por ahí está para comérselo en sándwich!. Es nostalgia pura y dura. ¡Purita nostalgia, mamá, purititíta! Y de la buena, además.
Un día de estos llegaré por fin a mi límite de resistencia a la vacuidad… ¿Llegaré viva? Sí, seguro. ¿Llegaré completa?... ¿Llegaré… sana?
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Galileus is back!