Domingo


Mamá insiste en que no me preocupe por nada, las madres son así. Por lo pronto, sin un trabajo asegurado, aún se mueve el piso y las cosas no acaban de ser tan bellas como cualquiera de mis amigos o amigas podrían imaginar.
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Sin embargo, hoy ha sido un día bonito. Soleado durante la mañana, ideal para lavar ropa y salir a comer en sandalias, pantalón suave y una chompa sencilla, color pastel. Por la tarde, lluvia, fortísima y corta. Por la noche, llamada de mi niño y alegría en el corazón. Con mamá, todo bien, no puedo hablar con ella hasta tener claro lo del trabajo, aunque suene repetitivo el tema. Las madres se dan cuenta de todo y no quiero inquietarla más.
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La noche estuvo tranquila, no tan fría como otras veces. Tal vez estoy acostumbrándome, pero mi resistencia física ha disminuido un poco, de tanto cigarrillo (prometo que será mi última cajetilla). Lariza me cuenta sus planes de boda, con inocente insistencia. Yo no sé bien qué aconsejarle, pero me gusta escucharla. Ha sido una mano amiga en este sitio nuevo, me ha ahorrado más lágrimas sin un abrazo. Quiero que esté bien.
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Tantas cosas juntas, domingo por la noche, una banca de la plaza de armas y un delicioso helado de algarrobina. Quizás la semana que viene sea mejor...

Comentarios

Ernesto dijo…
Pensamientos con la voz de la nostalgia, aprende del pasado rescata sus vivencias como fortaleza, mirando siempre para adelante.

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