Paciencia, valor y FE
Acabo de terminar con mis maletas, luego tocará dejar un paquete de 20 kilos en Correos, porque sale más barato que comprar un bulto extra en el avión. Por lo demás, intento pensar poco, sólo porque es imposible no pensar.
Me quedan algunas horas. Quizás la emoción de “lo nuevo” y la cantidad de trabajo que aún tengo pendiente, estén contribuyendo a esta saludable inercia. Sin embargo, llevo varios días con espasmos de tristeza. Voy a dejar muchas cosas buenas aquí, gente que me quiere de verdad. Pienso en Zigor y su camino de regreso, desde el aeropuerto, y desearía encontrar el antídoto ideal para ahorrarle ese dolor tan bien conocido. Lo que sería capaz de sacrificar a cambio de...
Ayer me despedí de Bilbao y su apestosa Ría. Le devolví algo que un amigo me regaló hace dos años, cuando una funcionaria pública rechazó mis papeles de renovación de permiso de residencia con muy agria actitud. El contenido me lo llevo dentro, donde no pesa el exceso de equipaje.
Por ahora, no más vueltas al asunto. Guatemala, próxima estación.
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Vìctor Hugo Estrada