nieves, nieves...
En verdad han sucedido cosas buenas estas dos semanas. Extrañamente buenas y totalmente contraproducentes anímicamente, a la vez que interesantes y dignas de asumir cual reto, con la satisfacción que da haber consolidado una red de amigos-apoyo efectiva y oportuna. En fin, me estoy muriendo de miedo, hay que tomar decisiones y no me siento suficientemente preparada para descartar…
Hoy es el concierto de U2 y María Pía, quien me reintrodujo a su mundillo durante la universidad, podrá verlos en vivo. Me siento feliz por ella.
Echo de menos a mi madre. Echo de menos a mis hermanos. Echo de menos a mis amigas. Echo de menos a Zigor. Pero claro, Zigor está por aquí, iremos al monte el sábado. Tengo casa gratis por un mes, a cambio de regar los tomates (¡Grande, Jorge!). Un hombre cree que soy interesante, incluso después de haber vomitado bilis en su baño (cuidé de no dejar desastres, en eso sí suelo tener “clase”). Consejo: no mezclen ron con cerveza. Malo, muy malo.
Puf… No sé, estoy en shock. Tengo trabajo y me han doblado el sueldo. Tengo mucho trabajo y estoy cogida de los ovarios, pero me gusta y ahora no tendré problemas económicos, podré ahorrar. Eso está bien. Pero implica rechazar dos opciones más porque, sí, esta vez tuve tres opciones casi a la vez, después de meses de supervivencia (sé que alguien aconsejó “tener paciencia” y no le hice caso, lo siento en verdad).
Aún no he decidido.
He tenido muchas canciones en mente, desde una que me permitía admitir estar enamorada, pero sin mayores expectativas (creo que era de un anime, siempre me suena cuando empiezo a ponerme “dulcemente tonta”), hasta una de reivindicación y esperanza, a lo adolescente pseudo punkie (“Tal vez”, de Kudai).
Sin embargo, no pude evitar identificar el estado de implosión mental y alegría contenida que me agobia, con este vídeo donde los miembros de la banda Rammstein son explotados por una hermosa Blanca Nieves "oroinómana". ¿Por qué? Por lo absurdo. Por lo totalmente absurdo y divertido, todo a la vez.
Joder, se me han ido hasta las ganas de quejarme. De quejarme y de recibir consejo. Estaré fuera de servicio las próximas horas, bip bip bip biiiiiiiiiiiiip…
¡Soy como la Blanca Nieves del vídeo! ¡Soy poderosa, pero sin intravenosas!
Ya sólo me falta tener sometidos a seis alemanotes de esos…
¡Peruana mente podrida!
Hoy es el concierto de U2 y María Pía, quien me reintrodujo a su mundillo durante la universidad, podrá verlos en vivo. Me siento feliz por ella.
Echo de menos a mi madre. Echo de menos a mis hermanos. Echo de menos a mis amigas. Echo de menos a Zigor. Pero claro, Zigor está por aquí, iremos al monte el sábado. Tengo casa gratis por un mes, a cambio de regar los tomates (¡Grande, Jorge!). Un hombre cree que soy interesante, incluso después de haber vomitado bilis en su baño (cuidé de no dejar desastres, en eso sí suelo tener “clase”). Consejo: no mezclen ron con cerveza. Malo, muy malo.
Puf… No sé, estoy en shock. Tengo trabajo y me han doblado el sueldo. Tengo mucho trabajo y estoy cogida de los ovarios, pero me gusta y ahora no tendré problemas económicos, podré ahorrar. Eso está bien. Pero implica rechazar dos opciones más porque, sí, esta vez tuve tres opciones casi a la vez, después de meses de supervivencia (sé que alguien aconsejó “tener paciencia” y no le hice caso, lo siento en verdad).
Aún no he decidido.
He tenido muchas canciones en mente, desde una que me permitía admitir estar enamorada, pero sin mayores expectativas (creo que era de un anime, siempre me suena cuando empiezo a ponerme “dulcemente tonta”), hasta una de reivindicación y esperanza, a lo adolescente pseudo punkie (“Tal vez”, de Kudai).
Sin embargo, no pude evitar identificar el estado de implosión mental y alegría contenida que me agobia, con este vídeo donde los miembros de la banda Rammstein son explotados por una hermosa Blanca Nieves "oroinómana". ¿Por qué? Por lo absurdo. Por lo totalmente absurdo y divertido, todo a la vez.
Joder, se me han ido hasta las ganas de quejarme. De quejarme y de recibir consejo. Estaré fuera de servicio las próximas horas, bip bip bip biiiiiiiiiiiiip…
¡Soy como la Blanca Nieves del vídeo! ¡Soy poderosa, pero sin intravenosas!
Ya sólo me falta tener sometidos a seis alemanotes de esos…
¡Peruana mente podrida!
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