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Y descubres que estás dividida en pedacitos, pedacitos brillantes de colores intensos u opacos, ocultos tras tu cabello, sudando entre el colchón y tu cuerpo enroscado en sí mismo, en tanto intentas conciliar las sensaciones de hartazgo y placer, confundidas en algún momento de aquel ardor en el esófago y mil maldiciones a la vieja obsesión de delgadez y la borrachera de la semana pasada.

Entonces uno de tus más recientes pedacitos pretende que odies de corazón aquello que te ha dejado herida, pero sabes que no debes menospreciar los sentimientos y amores ajenos, pese a la penumbra de esa tarde fría y tus idas, venidas, idas, porque no todas las personas viven viajando, como tú, y sólo tú te sientes en medio de un estadio pasajero, no ellos.

Decides dormir fuera de horario y acelerar el efecto de las dos pastillas, que empiezan a enraizarse en tus venas y avanzan rápidamente hasta el punto más cálido, donde el duende pellizca y suelta, pellizca y suelta, pellizca sin tregua. Y remueve tus intestinos, y la náusea, pero no, porque el esófago herido y ley de extranjería y seguridad social.

Otro pedacito vainilla, pese a que tu piso huele a perro, te recuerda que antes hubo cariño y respeto, que todos cometemos errores y tu vida no es más valiosa que cualquier otra vida en cualquier otro lugar de la ciudad. Y tu amor no es mayor, ni único Y tu desilusión vale un grano de arena Y tus pedacitos en sullana, piura, lima, cusco, madrid, barcelona, pamplona, sopelana, leiden, munich, etcétera, barullo y sonrisas y esperanza y sonrisas y confianza y sonrisas y literatura y sonrisas y tú, tú, tú, tú, tú retumba esa sensación extraña de (despacio, que el duende se ha dormido) querer sentir bondad y querer perdonar a lo lejos, para que esas sonrisas sean compensadas por un suspiro de alivio y la unión polícroma de todos tus pedacitos contrapuestos, pedacitos anacrónicos, pedacitos diabólicos, pedacitos esquizoides, pedacitos bilis, pedacitos envidia, pedacitos dolor, pedacitos gastritis, pedacitos arcadas, pedacitos vértigo, pedacitos susurro, pedacitos caricia, pedacitos cinismo, pedacitos sangre, pedacitos fiebre, pedacitos calma, pedacitos sueño.

(Onomatopeya de silencio)

Abrazada a tus rodillas, regresiva, una tarde densa de polvo y el vientre hinchado, dejas de saborear por algunos minutos el ruido. Y duermes, mientras la química nos alivia el peor cólico menstrual de los últimos cinco meses.

Comentarios

JozeLuiz dijo…
Angela .... hace lunas llenas que no te comento ...

Me gustaría inscribir tu blog en un concurso que hacen la UNI, algo así como la versión "no popularidad" ... se supone que es sobre rescatar todo lo que la maquinaria superficial de la red propaga.

BLOG del ConcursoTe sigo leyendo ... sigo los pasos de tus zapatitos rojos
Anónimo dijo…
Arriba el lado oscuro carajo!!!
Saludos Vampira.
David TTT dijo…
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