Era un bonito domingo familiar

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Cabo Blanco (El Alto, Talara - Piura), 7 de enero de 2007.

Salí del baño público (menos mal que quise ir al baño). Limpio, con agua, cosa rara en un pueblo tan pequeño, pero comprensible ante la afluencia de turistas en tiempo de olas grandes. Ahora que lo pienso, ¿por qué tendría que ser extraño un servicio higiénico aseado? Me estoy volviendo conformista…

Salí y la gente corría en dirección a la última curva. Más y más gente. El espectáculo tendría que valer la pena, pensé con huidiza ironía, y me dirigí al lado contrario, pues no tengo alma de reportera, prefiero dejar pasar las novedades extraordinarias, para no jugar con mis emociones.

Entonces, oí que alguien dijo: “¡Se ha volcado un carro que traía gente desde El Alto!”. E inconscientemente empecé a caminar hacia el tumulto, cada vez más rápido, mientras rezaba por dentro, pidiendo que el idiota aquél se emborrachase la noche anterior, quedándose en casa hecho una pena, o, en todo caso, que me haya plantado sin excusa, pero que no se cuente entre los desdichados pasajeros del carro aquél, o camioneta, o camión, ya qué más da.

Me acerqué. Miré a los heridos, ya la gente estaba ayudando, rápida, eficiente. Les trasladaban a las camionetas, bondadosamente dispuestas para llevarlos al Centro de Salud de El Alto. El miedo y el dolor de sus rostros me conmovieron más que la sangre. Qué importa la sangre, esas heridas son las más sencillas de curar. Pero ese miedo y esas lágrimas, serán difíciles.

¡Un muerto! Oí. Un muerto…

Encontré al mayor de mis hermanos husmeando. ¿Qué haces acá? Ve a cuidar a mamá. Luego, el más pequeño. Lo mismo, cuida a mamá y aléjate, que no debemos estorbar.

Un muerto…

La camioneta volcada era la misma que nos llevó hasta la playa en la mañana (ni siquiera quería imaginar todo lo que esto ocasionaría en la ya exagerada prudencia de mi madre). Era la misma y se había caído a pocos metros del mar, a nada. ¡Qué mierda!

Recordé que la esposa del chofer, casi en nuestro destino, comentó que su marido estaba de resaca… ¿Dónde estará la esposa del chofer? ¡Ah, ahí, con los demás heridos! Está viva… Entonces, el muerto.

No sabía cuán cerca debía estar para asegurarme que el pobre muchacho no era mi amigo, el idiota ese. Por más que avanzaba, no me convencía, no, no, no. Quedé tan, tan junto al chico, que noté su rigor mortis y la total desesperanza. No era él, sino un chiquillo de la edad de mi hermano, un adolescente que querría disfrutar de la playa tanto como cualquiera de nosotros…

¿Qué pasó? ¿El carro estaba en mal estado? ¿El chofer se descuidó? Aún no lo sé, no lo he averiguado. Se rumoreaba que ninguno de esos vehículos tenía seguro. Son cosas que pasan, pero a veces no pasarían con un poquito más de responsabilidad. ¿Servirá este accidente para que todos tomen las medidas adecuadas de seguridad vial, o es que realmente tenemos la conciencia cubierta de un grueso cuero de cerdo?

No lo sé.

Mamá, justificadamente alterada, nos obligó a subir a pie toda la cuesta Cabo Blanco – El Alto. No quería saber nada con esas camionetas, que no dejaban de transitar con sobrecarga de pasajeros, tan normal como siempre. Llegamos jadeando tras una hora de andar, hacia arriba. Tiempo suficiente para quitarse el miedo y pensar con mayor claridad.

Nos embarcamos rumbo a Sullana en el bus que tocaba y tratamos de dormir durante las dos horas de viaje. Luego, a correr para recoger mis cosas y largarme a Piura. Gracias a Dios no nos ocurrió a nosotros, gracias a Dios el idiota ese no viajó. Pobre familia, pobres señoras ensangrentadas que no conseguían dejar de temblar, bendito sea el niño herido que me dijo, con ojos tranquilizadores: “No, señorita, no venía ningún ‘gringo’ en el carro”.

Ya sola, en el autobús rumbo a Piura, no necesitaba ser más la “fuerte hermana mayor”. Recé un poquito, pedí por ellos. Y lloré.

Comentarios

Ernesto dijo…
Eres fuerte, llorar tambien es parte de ello.
Anónimo dijo…
Hola angela..yo tbn soy Alteña de nacimiento y la verdad que ese fue el peor domingo que tuvimos los alteños...empezamos el año con 2 muertos..una lastima enorme..gracias a Dios ese dia, bendito sea Dios que mis hernamos y primos decidieron esperar un carro mas xk aquel ya estaba lleno..gracias a Dios ellos estan bien..

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