20 reivindicaciones de mi absoluto egoísmo


A tener en cuenta antes de pretender meterme en alguna discusión:
  1. Tengo una hija de un año y medio y acabo de empezar a trabajar fuera de casa, por tanto, casi siempre estoy cansada e irritable. Cuando estoy cansada e irritable, es mejor no insistir si pido por favor detener la discusión o dejarla para otro momento.
  2. Considero tener una amplia licencia para opinar sobre los países donde he vivido: España (4 años), Guatemala (2 años), Ecuador (van más de 2) y, por supuesto, Perú.
  3. No soy nacionalista, por lo tanto, puedo llegar a ser terriblemente crítica con mi país y mi cultura.
  4. Tampoco estoy demasiado alienada, por lo tanto, detesto pasarme la vida renegando de mi país y de mi cultura, a fin de adular insistentemente a otros países y culturas. Frases hechas del tipo “estamos años luz por detrás” me chirrían. Lo que es peor, me hacen imaginar un proceso reflexivo bastante escaso y conocimiento nulo de nuestra historia política. Sí, también me hago la esnobista.
  5. Creo firmemente que cualquier comportamiento humano derivado de usos, costumbres y creencias, podría siempre ser diferente, para mejor (traducido: nadie se autodestruye por romper tradiciones, en todo caso, le destruyen los demás).
  6. No odio a los creyentes, ni al clero católico en pleno, ni a los misioneros, ni a esos evangélicos pesados que cantan veinte horas seguidas con altavoz.
  7. Me molesta que intenten evangelizarme. Enfurezco si, como condicionamiento para “convencerme”, se les ocurre “determinar” el futuro de mi hija.
  8. Hace mucho tiempo dejé de soñar con un mundo sin armas. Ahora me bastaría un mundo sin víctimas inocentes de la miseria humana. Y sin imbéciles, pero eso ya es demasiado pedir.
  9. Los indígenas son seres humanos, es decir, perfectamente capaces de actuar mal. Entiendo que, al tratarse de grupos vulnerables, necesitan espacios especiales de expresión. Concuerdo en proteger sus territorios: si con ello se conservan culturas milenarias y un sinfín de recursos naturales, lo merecemos todos. Pero no espero de ellos sólo generosas maravillas espirituales. Son mis iguales, se equivocan, pueden ser crueles, tienen derecho a usar tecnología de última generación si se les da la gana (antropólog@s del mundo: la gente es como es, no como ustedes desearían que fuera).
  10. No amo los ejércitos, pero no me burlo ni critico a los soldados por el solo hecho de existir. Si algún cómodo cooperante internacional, con salario promedio-alto y todos los derechos sociales cubiertos por el Estado de su país, intenta desprestigiar, burlarse o denigrar a los soldados rasos de mi país, le voy a contar que, para empezar, estos chicos son, en su mayoría, hijos de esa gente pobre que la cooperación ha olvidado ayudar. Listo.
  11. Si no has puesto nunca el pecho ante las balas o tu vida en peligro por defender y proteger a personas vulnerables, nunca digas en mi presencia “los curas son todos unos hijos de puta”. Conozco sacerdotes y monjas en diferentes países de América Latina que sí lo han hecho y, por éste y otros cien mil motivos, créeme, están veinte niveles espirituales budistas por encima de ti.
  12. Soy feminista. Si quieres hablar de feminismo conmigo, infórmate antes un poco. Frases como “las feministas odian a los hombres”, “las feministas quieren ser mejores que los hombres” o la asociación “feminismo – machismo” como antónimos, me van a hacer pensar que ignoras el tema. En otras circunstancias, me sentaría a conversar contigo y te explicaría algunas cosas, pero recuerda: tengo una hija de un año y medio y acabo de empezar a trabajar fuera de casa, por tanto, casi siempre estoy cansada e irritable. Anda, lee algunos artículos al respecto, no seas malit@.
  13. Tu paranoia conspiratoria post Guerra Fría me importa un carajo. Es decir, te puedo escuchar y tal vez me deje convencer por alguno de tus mejores argumentos. Pero, de entrada, es bueno que lo sepas: me importa un carajo.
  14. El Mercado no es intocable ni infalible.
  15. Soy fan de las vacunas, creo en la utilidad preventiva de cada una de ellas. Si no te gustan las vacunas, bien, es tu asunto. No me interesan tus argumentos (soy así de prepotente, antidemocrática y malaonda). Tampoco trataré de convencerte, sólo respetaré tu decisión y, en silencio, desearé que tus hijos salgan bien librados de todo este rollo ideológico o que te caiga un inspector del ministerio de salud.
  16. China (República Popular), en la práctica, hace mucho dejó de ser un Estado Comunista y desdeña los derechos humanos, aún siendo miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ironías de la diplomacia). Rusia, actualmente, no es Comunista en absoluto (¿nunca oíste hablar de la Perestroika?). Y, por más molestias que le siga causando a los “yanquees”, es uno de los Estados más corruptos del mundo y con uno de los mayores índices de asesinatos de mujeres por motivos de género. Que el afán de independencia y soberanía “anti-imperialista” de algunas naciones sudamericanas haya empujado a sus gobernantes a tener a China y Rusia de grandes aliados me resulta absolutamente preocupante. Hello! ¡Ya no estamos en los 70, dejen de vendernos el tema como la gran alternativa socialista y democrática del milenio, no somos idiotas! (digo yo).
  17. Me parece irresponsable celebrar, sin más, la presencia de soldados estadounidenses como apoyo para combatir el terrorismo en Perú. ¿Nunca has oído hablar de las bases militares en Colombia y todo lo que esto trajo consigo? No, por lo visto no.
  18. Candy (de Candy Candy) no es una prostituta por haber tenido 2 (DOS) novios y varios admiradores a lo largo de 6 años. Tampoco lo sería de haber tenido veinte. ¡Lávate la boca antes de mencionar a Candy! ¡No se te ocurra denigrar a Candy en mi presencia!
  19. Ser bueno no es ser tonto. Nunca se es demasiado bueno. Ser demasiado bueno no es un error. Si alguien abusa de una persona buena, quien tiene un serio problema es el abusador.
  20. Si es políticamente correcto hacer fiesta entre gente que, dos horas antes y en el ámbito laboral, estuvo a punto de arrancarse los ojos (y, luego de la fiesta, seguirá intentándolo), no me importa. Yo no estoy obligada a aguantar dobles discursos o máscaras en mis ratos libres, mucho menos en mi casa. Se entiende, ¿verdad?
Muy agradecida por su atención, quedo de ustedes (mentira, quedo de mí y de mi nena).

Angela

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