Alicia era feminista

De niña, cuando la historia de una película o un libro no me gustaba, solía inventarle nuevos finales. No lo escribía en ningún lugar, sino que guardaba en mi memoria con especial cuidado las tramas enredadas, rostros e, incluso, ropa. Así, cada noche, una hora antes de dormir, me regocijaba -y arrullaba- pintando los colores de mi propia fantasía, enamorándome cada vez más de mis personajes. A veces, muchas, deseaba que al despertar todo fuera como en mis sueños.
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Hace un par de días fui a ver “Alice in Wonderland”, en versión de Tim Burton. Por supuesto, doblada al español, que aunque pierde bastante, es lo que hay.

Evité leer las críticas, como suelo hacer cuando genero cierta expectativa en torno a una película. Me considero admiradora del director, fanática en cuerpo y alma de Johnny Depp (sí, así de básica soy a veces) y simpatizo con las actuaciones de Helena Bonham Carter en las películas de su marido; suficientes motivos para saber que disfrutaría de la función, aunque la crítica vaticinara lo contrario (que no es el caso, pero nunca faltan los puristas).

Se trata de una producción Disney, por tanto, supuse que algo “sosa y conservadora” sí sería. Mayor curiosidad por descubrir qué estratagema narrativa y/o audiovisual habría utilizado el director para pasar por encima de cualquier censura.

Burton había declarado respecto a versiones anteriores que, en ellas, Alicia siempre era una chica deambulando de un loco personaje a otro, con la que no podía sentir realmente ninguna conexión emocional. En esta película consigue contar una historia simple (y algo predecible, hay que decirlo), con la que resulta sencillo sentir empatía, aunque sea a ratos. La trama se desarrolla con la suma de aliados y enemigos, objetivos comunes y, sobre todo, madurez de la “eterna niña fantasiosa”. Alicia (Mia Wasikowka) descubre, poco a poco, que ese mundo maravilloso es parte importante de sí misma, que debe luchar por conservarlo y que, en su “realidad” victoriana, tiene el deber de ser tan auténtica y fuerte como lo es en Wonderland.

Mención aparte merece el Sombrerero Loco, a cargo de Depp, un actor que, ya se sabe, aporta mucho de sí mismo a los caracteres que interpreta, sin que estos pierdan independencia y verosimilitud. El pelirrojo sombrerero de la Reina Blanca viene, en este caso, cargado de emociones humanas, temores, coraje, lealtad, elegancia, cariño y, por supuesto, demencia.

Helena Bohnam Carter, la Reina Roja o de Corazones, es claramente envidiosa y vanidosa. Vive rodeada por una corte de hipócritas interesados que imitan sus deformaciones físicas para hacerle sentir que “son como ella”. Deja un mal sabor de boca (para el autoanálisis) la certeza de que aquella mujercita es mala, sin duda, pero porque siempre la trataron mal, comparándola constantemente con la belleza, la piedad y el encanto de su hermosa hermana menor, la Reina Blanca, interpretada por una muy sofisticada Anne Hathaway. Gracioso personaje éste, da la impresión de ser una “bruja buena” de cuentos de hadas pasados de moda, aunque, para mi gusto, un poco plana (básicamente porque las “mujeres perfectas” no existen).

Me he quedado con las ganas de escuchar la voz real -ronca- de Helena, y las de los actores que dan vida al Conejo Blanco, el Gato de Cheshire, la Oruga Azul y la Liebre Loca. Ya será después.

¿Relación con las novelas de Lewis Carroll? La indispensable.

¿Recomendable? ¡Y qué sé yo lo que gusta al respetable! Sólo puedo decir que a mí me encantó, salvo la canción del final... ¿Qué pintan allí los alaridos de Avril Lavigne? En fin...

Por cierto, la película es en 3D.

Aquí, un par de críticas más inteligentes que este esbozo:

Comentarios

Galileus dijo…
Comparto y celebro tu buen gusto por las películas de Tim Burton. En esta oportunidad, no deja de sorprendernos con cada fotograma, perspectiva y misterio con los que ya nos tiene acostumbrados.

En mi caso, o debo decir, en el caso de toda mi familia, la expectativa era grande. De hecho, estuvimos en el estreno (jueves, aquí en el Perú), y la vimos (doblada al español latinoamericano). Mi hija de 10 y el menor de 7 la disfrutaron mucho más que yo (ellos también son fanáticos de Burton - léase "Beetlejuice", "Batman Vuelve", "Charlie y la Fábrica de Chocolates", "El Extraño Mundo de Jack" y "El Cadáver de la Novia").

Particularmente, la película estuvo genial, reinventando la historia, y aportando el toque autobiográfico que ya un sello en sus producciones.

Me queda también, como pendiente, el verla con las voces originales en inglés.

Un gusto saber de ti...

Besos desde el Perú!

Galileus.

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