SPM


El otro día un colega del Máster me recriminaba, de buena forma y muy en serio, el haberme comido una hamburguesa con Coca Cola (eso ya se lo conté por joder, no suelo tomar gaseosas) en el Burger King de Deusto, apelando al consumo responsable y demás cosas que todo cooperante debería tener siempre en cuenta. Pensé en dos posibles respuestas que no le dije:

- Que esa es la única oportunidad que tengo de comer carne roja aquí, por menos de 3 euros (aún no he decidido hacerme vegetariana, ¿qué quieres que te diga?)
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- Que Burger King da trabajo con contrato a inmigrantes. Es un trabajo de mierda y con sueldos bajos, pero los beneficiarios ven compensada la “explotación” con legalidad y seguridad social.


La vida es irónica. Hay cuestiones que sí podemos evitar hacer, porque la negatividad es clara. Pero la mayoría de veces es demasiado complejo…

Leía también algo sobre el poder de las farmacéuticas y sus patentes. Es asqueroso y doloroso el modo en que juegan con la vida de las personas más pobres. Sin embargo, producen pastillas para el Cólico Menstrual, que cada 28 días me son imprescindibles (hoy estoy especialmente egocéntrica).

Vamos a ver: hay mujeres, afortunadas ellas, que pasan por esto sin mayor contratiempo. Otras, no. Nos dan los retortijones de rigor, algo de fiebre, arcadas, más retortijones, mareos, escalofríos, retortijones inaguantables, como si un duendecillo cruel estuviera metido en nuestro vientre, dedicado a pellizcar y estirar hasta hacer doler, luego soltar, pellizcar, soltar, pellizcar y así sucesivamente.
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Esto, sin contar el desbalance hormonal, sólo porque se dice por ahí que las personas "maduras" deberían tener ya control pleno sobre eso... ¡Sí, ya!
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Tengo amigas que se desmayan y todo. Yo no, soy de las “fuertecitas”. Lo más que he hecho ha sido llorar varias veces, pero en fin, nada que pueda matarme.

Para ser coherente con mi condición de cooperante, debería también dejar de consumir este tipo de medicamentos, pues existen alternativas naturales como la infusión de apio, manzanilla y demás. Sin embargo, si es necesario estar bien paradita en el trabajo desde las 8 de la mañana, concentrada y rindiendo al menos un 70%, necesito de algo que me quite el malestar en 20 minutos. Si la pataleta me dio en la madrugada, mejor, así no pierdo mucho sueño.

¿Egoísta? Puede ser. Lamento no ser más desprendida el día de hoy y no hacer sacrificios por muchas mujeres, tan dignas y merecedoras de atención como yo, que deben superar el síndrome éste sin mayor cuidado, sin que se les note siquiera, porque sus jefes (o maridos) son la mitad de comprensivos que los míos.

Pero es que, a fin de cuentas, el que yo me coma solita el dolor no va a cambiar las cosas (salvo por aquella creencia cristiana de “ofrendar el sufrimiento”). Tampoco influenciarán mucho un par de pastillas de medio Sol cada una.

En todo caso, y ya metiendo perspectiva de género en el asunto, convendría establecer una norma que nos permita descansar un día al mes, de trabajo, marido, novio, agarre, amigos (amigas no, siempre son bienvenidas), hijos, hijas y demás elementos perjudiciales, para así poder dedicarnos a respirar profundo, hacernos mates y esperar que la naturaleza siga su curso…

A fin de cuentas, ¿acaso el “desarrollo humano” no se refiere a estar bien dentro de lo que cada persona considera “estar bien”, en libertad? Vaya con la definición, como nos descuidemos, resultará que estamos defendiendo un nuevo marco teórico para el "individualismo trascendental" (¡Ay, estos productos exóticos importados de Marruecos!... ¡Ay, Nicaragua con patatas!... ¡Ay, la Cooperación!)

Y ya está, ya ha salido. Mucho mejor.

Comentarios

Susana dijo…
ay la objetividad, ay la moralidad, ay ay ay (ya me está dando escozor)... jajajaja... quién los entiende, no? come las hamburguesas que quieras y diles a ellos que no se metan en tus cosas, porque son problemas tuyos no de ellos. ;) S
Mamá de 2 dijo…
Bueno fuera que se metieran en cosas en las que podrían ser útiles, ayudar directamente, sin mediación de ONG alguna.
Pero no, ahí sí que no, ahí sí que es problema de quien lo padece... Y más le vale a quien lo padece verse en una situación bien jodida, para que sea notoria su necesidad y den más ganas de ayudar.
Confiar en la Maestra Vida, no más. Y seguir.

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