Tres de la tarde
Va siendo un domingo aburrido. Estuve estudiando hasta hace algunos minutos, pero no consigo mantener atención continua en nada especial. A ver si luego de algunas pinceladas de locura.
Los resfríos y gripes mal curadas han degenerado en una temible sinusitis. Llevo tres días echando pus y sangre por la fosa nasal derecha, con dolor al agacharme y demás mareadas que trae consigo esta infección. La última vez que me dio algo así, recuerdo, era aún pequeña y papá y mamá se encargaron de todo, hasta de sonarme los mocos. Gran responsabilidad nos cae encima al tener que cuidar de nosotros mismos.
Mañana me toca ser niñera. Qué pereza. Hay que llegar a las 7 de la mañana, bajo riesgo de que la compañera de piso -que duerme al lado- vuelva a quejarse porque al abrir la puerta de mi habitación hago ruido y la despierto (y de que alguien dejó la calefacción encendida, y de que el café, y de que se me cae el pelo, y demás).
Iñaki está a salvo de mí, la sinusitis no es contagiosa. Además, ha sido él y su hermana quienes me contagiaron la última súper gripe que padecí aquí, en Bilbao, hace dos semanas o así.
Ayer me despedí de Paquita y Florencio, los señores a quienes atendía al mediodía. Antes del final, sentí algo de tristeza, pues en esa casa he sentido mucha paz. Florencio estaba atento de que acompañara mi almuerzo con un poco de vino y que comiera fruta. Paquita era mi oráculo particular. Sin embargo, llegada la hora del “adiós”, apuré el trago, ya por costumbre. Estoy tan curtida en esto de las despedidas…
Me cuesta mucho conversar con la gente latinoamericana de clase. Cada quién tiene montada su propia historia y adolece de un mal muy común: diagnostica sin escuchar. No generalicemos, Erika es un pancito dulce, igual que el matrimonio germano-boliviano. No me quejo de cómo son, sino de no poder hablar sin que me envíen al psicólogo o a hacer un análisis de mí misma en diversos factores. Es importante esto de los autoanálisis, pero no cuando el asunto se vuelve cosa de vibraciones y autoayuda. Me torno insoportablemente snob con mis cuatro estudios de Antropología Filosófica, a veces…
Carla no ha estado en el msn últimamente, la verdad es que necesitaba hablar con ella. Ha sucedido algo triste esta semana, en Piura. De eso que a veces nos hace desear matar, por pura “justicia”. Creo que esto me resultaría bastante menos pesado si fuera totalmente atea. Admito que no soy una buena cristiana. Una buena cristiana, así como la pintan en las normas eclesiásticas, no tendría necesidad de hacerse análisis de sangre cada cierto tiempo. Bueno, pues. Nunca dije que lo fuera, a fin de cuentas.
Hace pocos días pensé que había cambiado “amor por placer”. Fue necesario nadar hasta mi pequeña isla, para pensar sin interrupción y darme cuenta de algo muy simple: no he cambiado nada por nada, simplemente he escogido lo que más deseaba, tratando de ser coherente conmigo misma. Alivio. Debo reconocer que es bueno tener amigos sexólogos. Mejor aún, tener buenos amigos.
De pronto, todas las contradicciones emocionales han desaparecido.
Pero sigue la pus y la sangre, y la fosa nasal congestionada, y la incomodidad de estar en este departamento, siendo tan caro y con tan pocos beneficios, entre otros.
Recomendación: nunca alquilen por Internet. Mejor es gastar un mes en hotel o albergue, mientras recorren la zona y encuentran algo más acorde con la economía y el gusto propio. No dejen que escojan por ustedes, porque una vez con la soga al cuello, no habrá manera de echarse para atrás.
A seguir estudiando, pues.
Los resfríos y gripes mal curadas han degenerado en una temible sinusitis. Llevo tres días echando pus y sangre por la fosa nasal derecha, con dolor al agacharme y demás mareadas que trae consigo esta infección. La última vez que me dio algo así, recuerdo, era aún pequeña y papá y mamá se encargaron de todo, hasta de sonarme los mocos. Gran responsabilidad nos cae encima al tener que cuidar de nosotros mismos.
Mañana me toca ser niñera. Qué pereza. Hay que llegar a las 7 de la mañana, bajo riesgo de que la compañera de piso -que duerme al lado- vuelva a quejarse porque al abrir la puerta de mi habitación hago ruido y la despierto (y de que alguien dejó la calefacción encendida, y de que el café, y de que se me cae el pelo, y demás).
Iñaki está a salvo de mí, la sinusitis no es contagiosa. Además, ha sido él y su hermana quienes me contagiaron la última súper gripe que padecí aquí, en Bilbao, hace dos semanas o así.
Ayer me despedí de Paquita y Florencio, los señores a quienes atendía al mediodía. Antes del final, sentí algo de tristeza, pues en esa casa he sentido mucha paz. Florencio estaba atento de que acompañara mi almuerzo con un poco de vino y que comiera fruta. Paquita era mi oráculo particular. Sin embargo, llegada la hora del “adiós”, apuré el trago, ya por costumbre. Estoy tan curtida en esto de las despedidas…
Me cuesta mucho conversar con la gente latinoamericana de clase. Cada quién tiene montada su propia historia y adolece de un mal muy común: diagnostica sin escuchar. No generalicemos, Erika es un pancito dulce, igual que el matrimonio germano-boliviano. No me quejo de cómo son, sino de no poder hablar sin que me envíen al psicólogo o a hacer un análisis de mí misma en diversos factores. Es importante esto de los autoanálisis, pero no cuando el asunto se vuelve cosa de vibraciones y autoayuda. Me torno insoportablemente snob con mis cuatro estudios de Antropología Filosófica, a veces…
Carla no ha estado en el msn últimamente, la verdad es que necesitaba hablar con ella. Ha sucedido algo triste esta semana, en Piura. De eso que a veces nos hace desear matar, por pura “justicia”. Creo que esto me resultaría bastante menos pesado si fuera totalmente atea. Admito que no soy una buena cristiana. Una buena cristiana, así como la pintan en las normas eclesiásticas, no tendría necesidad de hacerse análisis de sangre cada cierto tiempo. Bueno, pues. Nunca dije que lo fuera, a fin de cuentas.
Hace pocos días pensé que había cambiado “amor por placer”. Fue necesario nadar hasta mi pequeña isla, para pensar sin interrupción y darme cuenta de algo muy simple: no he cambiado nada por nada, simplemente he escogido lo que más deseaba, tratando de ser coherente conmigo misma. Alivio. Debo reconocer que es bueno tener amigos sexólogos. Mejor aún, tener buenos amigos.
De pronto, todas las contradicciones emocionales han desaparecido.
Pero sigue la pus y la sangre, y la fosa nasal congestionada, y la incomodidad de estar en este departamento, siendo tan caro y con tan pocos beneficios, entre otros.
Recomendación: nunca alquilen por Internet. Mejor es gastar un mes en hotel o albergue, mientras recorren la zona y encuentran algo más acorde con la economía y el gusto propio. No dejen que escojan por ustedes, porque una vez con la soga al cuello, no habrá manera de echarse para atrás.
A seguir estudiando, pues.
Comentarios
Cuidate de verdad, eh!...
Buena semana!
Galileus.
Estoy haciendo una maestría titulada "Desarrollo y Cooperación Internacional". Hasta el momento, he conseguido aterrizar parte de todo el tocho que nos han dado, y eso que está ya por terminar.
Mi querido Galileus, la sinusitis sigue su proceso, yo estoy tratando de facilitárselo, pero de vez en cuando me verán por ahí luciendo mi moco sexy y con pañuelitos descartables de estos que son riquísimos, pero no reciclables. La incoherencia, la incoherencia...
Mañana (por fin!) iré al médico. Fui bastante escrupulosa en todo el proceso, pues necesitaba estar empadronada en Bilbao y mi casera no quería que lo haga con su dirección... Ha sido un proceso largo, pero ya conseguí que las cosas estén ordenadas (casera incluida, que es buena gente, sólo que estaba mal informada). Sí, definitivamente debo escribir esta experiencia.
Buena semana para ambos!!!
Besitos con mocos!
Angela