Sin novedad

Aunque el médico dijo y el jefe recalcó, buen hombre él, no siento la enfermedad hasta despertar en la discusión y ver sus ojos grandotes mirándome con una seriedad que me duele, porque le duele, y a este punto sólo dan ganas de retroceder el tiempo y borrar cualquier desvarío, lanzado a herir en plena avenida central.

El jefe quiere ayudarme, quizás contándome más historias de deshonras doncellezcas que, en mi caso particular, desea evitar. Yo necesito dormir (y que me dejen un poco en paz). El médico no puede tratarme en el hospital, Dios sabrá el motivo. Me ha pedido asistir a su consultorio privado, prometiendo un arreglo en el precio, pese a ser “uno de los más caros”.

Yo quiero a mi mamá, que mis hermanos no peleen cuando estoy en casa, que esos ojos preciosos no sientan dolor cuando lo hiero y hiero, casi sin querer, totalmente sin querer, sin saber.

Quizás necesito pastillas para disolver algunos vacíos de garganta y pecho, quizás necesito pensar sólo en “lo importante” (dicen que la carrera, el trabajo, ese tipo de cosas). Quizás sólo me hacen falta vacaciones.

Comentarios

Anónimo dijo…
unas vacaciones lejos de todo pensamiento, creo q eso te hará muy bien
Arturo dijo…
O quizá solo necesites un placebo existencial, nada que un tierno beso no pueda arreglar.
Así como hay sanación por imposición de manos quizá una imposición de labios te cure la enfermedad.
Suerte.
Bueno concuerdo con el consejo de Digler. Recientemente he estado alejado de absolutamente todo (incluyendo los blogs) y me ha ido muy bien.

Por eso es que después de tiempo blogueo y me enteré de tu link. Muchas gracias ojitos.

Besos.

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