De amores

Ahí está otra vez ese gusanito en el pecho que le quita el habla, le agita la respiración y le llena de aire el estómago. Se siente una de esas muñequitas plásticas, bonitas, que hipan cada vez que les golpean la espalda, y son dificilísimas de vestir. Pero bonitas, de mejillas rosas y ojos brillantes, así como ellas se siente.

Dice que ha subido de peso, mucho. No se nota. No sabe dónde están esos kilos que tiene de más, su cuerpo ha cambiado desde la última vez que una dieta rígida, una bulimia y una gastritis prolongada le dieron la figurita de niña andrógino-anoréxica que siempre deseó. Ahora tiene otra vez todos esos kilos, está algo llenita, pero no igual que antes (muy raro). Hasta a veces admite que se ve/siente bien.

Y el gusanito en el pecho, constante y travieso, quiere salir por sus ojitos, como lágrimas emotivas, o por su boca, como risa. ¿Es felicidad? Es algarabía constante, alegría y miedo se estar alegre, deseo y miedo de desear, cariño y miedo de ser vulnerable, amor y miedo de amar.

Pero esos ojos grandes y dulces, dulces como el caramelo más delicioso, que le arrancan lágrimas sonrientes y risas extasiadas, con miedo a derrochar tanto placer, esos ojos siguen allí, aún no se han ido, no quieren irse. Es cuanto más tiempo han estado consigo un par de ojos amados… ¿Qué pasa?


Comentarios

Anónimo dijo…
Cuando llega, simplemente llega...

saludos. Siempre que entro aqui y miro tu foto y veo tus lindos ojos ... y tu linda sonrisa... y digo tu nombre te viene a pelo

saludos
Mamá de 2 dijo…
Wow! Qué lindo, Zezé! Gracias!

Y tienes razón, cuando llega, llega. Estoy muy contenta por ello.

Un abrazo

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