Digamos que aún queda tiempo para cantar victoria, vamos por el séptimo
mes (semana cronológica 34, semana 35 según ecografía). Sin embargo, esta
mañana desperté pensando en la cantidad de “amorosas advertencias” (más bien
amenazas) recibidas a lo largo de mi embarazo, desde el primer
instante en que la noticia del embrión trascendió a la pareja.
He optado por categorizar los mitos en ya superados y por superar,
e irlos publicando uno a uno. Así, por lo menos, me distraigo y olvido los achaques maternales del tercer trimestre.
Mito ya superado Nº1: los
antibióticos.
No se debe tomar ningún
tipo de medicamento durante el embarazo, mucho menos antibióticos, da igual si tienes alguna infección.
Estos mensajes fueron enviados desde el occidente europeo, donde,
evidentemente, no hay exposición a enfermedades tropicales, el agua del grifo
está perfectamente potabilizada y no contiene metales pesados (además de los
parásitos habituales).
Resulta insoportable escuchar recitar todos los riesgos a los que estás exponiendo a tu bebé por tomar
antibióticos bajo prescripción médica y habiendo averiguado en diferentes
fuentes sus efectos durante el embarazo, para aliviar una molesta infección a las vías urinarias. Las recomendaciones de tipo: “basta
con beber mucha agua” o “debes follar menos” llegaron en tropel, al punto que
empecé a valorar la posibilidad de cerrar mi cuenta en Facebook y todos mis
correos electrónicos.
Descubrí un nuevo tipo de desolación, mezclada con impotencia. Todos los dedos índices señaladores pertenecían a personas queridas.
Además, por entonces apenas llevaba 1 mes viviendo en Lago Agrio, toda
lógica (experiencia de viajera) indicaba que me encontraba padeciendo una de
mis infecciones de bienvenida habituales a cada proceso de adaptación
(bronquitis, gastroenteritis y cistitis). ¿Coincidió con el embarazo? Bueno
pues, a echarle ovarios. La posibilidad de “desembarazarme” hasta superar la
etapa de las enfermedades no era opción.
Entonces, obedecí a una ginecóloga bien recomendada y corroboré sus consejos con los de mi cuñada, la doula
de la familia: tomar antibióticos no es lo mejor, pero peor aún sería dejar
cultivar más bacterias y que éstas lleguen a los riñones. Por amor a tu bebé, y
a ti misma, cúrate ya.
Afortunadamente, tardé algún tiempo en padecer otro problema de salud,
una nueva cistitis hace un par de semanas. La vejiga tiene límites y el peso
que la aplasta es cada vez mayor. Salvo eso y un par de gripes devastadoras, he
podido llevar una vida bastante normal, con alimentación balanceada, controles
bimestrales, viajes eventuales y un aceptable nivel de tranquilidad (si
obviamos todo el mes de junio en la oficina).
Aprendizaje Nº1: antes de compartir cualquier noticia de preñez, es mejor conseguir un/a médico de confianza, una buena partera y, en lo posible, avisar a uno o dos amigos especialistas capaces de dar segundas opiniones con claridad y sin alarmar a la madre en potencia.
Aprendizaje Nº2: por más experiencia que
se tenga, es necesario cuidar la forma de hablar y dar consejos a las mujeres
encintas, sobre todo durante su primer trimestre, pues en esta etapa hay un
alto riesgo de pérdida del embrión, las hormonas han empezado a alborotarse y
el estado de ánimo de las mujeres no es el más óptimo para “tomarse con madurez
y de la mejor forma” las intromisiones externas (máxime si éstas son invasivas).
NOTA para listillos/as: en esta región no hay arándano.
1 comentario:
querida, que bueno ver que sigues posteando en tu blog. me imagino que ahora estarás ocupada con tu pequeña flor :) un gusto leerte !!! besoss
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